lunes, 29 de octubre de 2018

¿QUÉ MODELO DE DEMOCRACIA SEGUIR?

Artículo de Opinión
¿QUÉ MODELO DE DEMOCRACIA SEGUIR?
Por: Vicente Scordamaglia

“CUANDO CHINA DESPIERTE EL MUNDO TEMBLARÁ”
NAPOLEÓN BONAPARTE

Mezcla rara de “shusheta” y de Mimí es quizás la definición que mejor ilustra a nuestra querida y controvertida nación. Los episodios que se suceden a diario en la clase política argentina entre Macri y la mentora del frente cambiemos Elisa Carrió por un lado, y los amagos de la Justicia junto a las amenazas gremiales por otro, sitúan a la Argentina a la vanguardia de un país sin autoridad política, sin proyecto de nación y como consecuencia de ello sin destino en el mediano y largo plazo.

Las extorsiones y las amenazas (fuego cruzado) tras los actos de corrupción que la justicia direcciona a discreción junto a un sector de la prensa que se encarga de instalar visualmente en la opinión pública, están ahogando la posibilidad de que alguno de los actores políticos involucrados en la vida nacional de esta trama perversa de matones y canyengues, consiga salir  indemne de tantos episodios de corrupción que habitan de un lado y otro de la grieta nacional en desmedro de pulverizar, las defensas morales de nuestra “inmadura” democracia.      
Es evidente que el presidente Mauricio Macri no midió las consecuencias cuando decidió meter de lleno a la Argentina, no solo para integrarla al mundo (desde el punto de vista ideológico) sino también en la pelea comercial que hoy están librando las economías  más poderosas que operan a nivel global, sin perjuicio de las consecuencias dramáticas que esta decisión tiene para aquellos países como el nuestro que todavía no cuentan con la protección adecuada de  su débil economía nacional que le de resguardo ante las turbulencias que esta disputa produce.
Una profunda ruptura y la consiguiente fragmentación de todos los valores sociales políticos y económicos recorren la sociedad mundial como una pandemia imposible de detener. Los cambios que se proponen para la época, brutales por su contenido e injustos por sus resultados, dan cuenta de reformas que dejarán a millones de personas sin trabajo y sin el sustento mínimo para atender sus necesidades básicas elementales para su mínima subsistencia, en este sentido, es alarmante ver como emergen en el escenario internacional personajes que desde fuera de la política proponen arrasar a sus oponentes: “vamos a barrer del mapa a esos bandidos rojos” dicho por Bolsonaro presidente electo en las elecciones Brasileñas. Los nuevos liderazgos que gobiernan gran parte de los países del mundo se hacen fuertes en un discurso que está por fuera de los partidos tradicionales y de toda interpretación ideológica posible solo entendible en relatos que cuestionan la lógica política vigente que viene derrapando sin terminar de entender los desafíos actuales.       
Las revoluciones socialistas que alumbraron al mundo en el siglo XIX y perduraron aun gran parte del siglo XX, han dejado de ser un paradigma posible para resolver la problemática actual dada la complejidad de las economías mundiales que están haciendo fracasar incluso a la social democracia europea que desde su creación dio inició a un período prolongado de tiempo con aceptables índices de distribución de la riqueza y que además tuvo la virtud de  incorporar al estado de bienestar a su masa trabajadora y una mejora en la calidad de vida  de millones de personas, en gran parte de Europa y países periféricos. Hoy en día, estos modelos que se hubieran podido tomar como ejemplo, comienzan a mostrar su agotamiento en el modelo de políticas sociales y económicas, recorriendo el camino inverso expulsando a cientos de miles de trabajadores  fuera del sistema laboral sin destino cierto.
Por otro lado como consecuencia de esta crisis política internacional que se manifiesta en los mercados y las economías del mundo, emergen con fuerza movimientos “populares” (me resisto a llamarlos populistas) que en nombre de una mejor distribución de las riquezas pretende incluir a mayor cantidad de personas a un sistema de gobierno que tenga aceptables índices de justicia social.  
Un tercer modelo que se despliega con fuerza desbordante y está cambiando la ecuación de las economías mundiales, es el modelo Chino. Mezcla de un sistema de explotación laboral del siglo XVIII junto a un agresivo modelo económico de expansión que obliga a aquellos países que alcanzaron un cierto bienestar a promover profundas reformas laborales con la consiguiente inestabilidad social, política y económica que estas medidas ocasionan. 

El acceso a los mercados comerciales del mundo, hoy disputados fuertemente por las grandes potencias, exige una rigurosa disciplina monetaria, bajos costos de mano de obra (barata) y estructuras de producción sólidas que permitan entrar en una competencia voraz por los mercados globales.    
En nuestro país se intenta instalar un modelo económico de libre mercado que no se ajusta a la realidad presente de nuestro tiempo, mucho menos a la realidad caótica de nuestra golpeada Argentina.

En tiempos en donde las economías de los países más avanzados cierran sus fronteras y protegen su economía local, su industria y sus trabajadores nuestro país recorre un camino inverso y se abre al mundo sin ningún tipo de protección que le ponga un freno al avasallamiento de nuestra economía nacional.
Volver a las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) con su programa económico que ha fracasado en todos los países en crisis, es retomar el camino que conduce al precipicio; es endeudarse para pagos de intereses de dinero que nunca entrará a nuestro país para reactivar la economía y comenzar un nuevo ciclo virtuoso, por el contrario, son fondos para sanear el déficit fiscal del gobierno o se aplicaran para liquidar los intereses del dinero que entró para jugar en la timba financiera en donde los únicos ganadores de este nuevo jubileo: son los bancos.

El nuevo presupuesto 2019, aprobado a palos y gas pimienta (al igual que la reforma previsional) no hace otra cosa que exteriorizar lo impopular de las medidas económicas que adoptó el gobierno de Macri, que solo tiene como plan estratégico de gobierno, descargar todo el peso de las reformas que el país requiere sobre las espaldas de los trabajadores y sus familias.     

El nuevo presidente de Brasil, Bolsonaro, anuncia un nuevo tiempo por venir para toda la región, habrá que ver entonces cual es la opción según las nuevas categorías políticas que se han instalado y sus resultados, a partir de allí surge el interrogante: ¿Qué modelo de democracia seguir? ¿Populismo de izquierda o Populismo de derecha?. Habrá que ver, el tiempo y los hechos nos darán la respuesta.