EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES A LOS
CANDIDATOS LOS ELIGE USTED
Las elecciones legislativas del próximo
mes de octubre vienen degollando. La puesta en escena entre corruptos, justicia
y nuevos carpetazos contra potenciales candidatos hacen las delicias de los
medios de comunicación, en especial aquellos programas políticos y de noticias
de opinión. (Aunque prácticamente hoy en día casi todos los son).
El travestismo político, a falta de
lealtades partidarias, deja sin aliento por su temeridad a aquellos creyentes
como yo que consideran que las lealtades personales son un valor irrenunciable
a la hora de distinguir entre oportunistas, malandras y corruptos en un ámbito
que ya de por sí abunda el culto a las lealtades múltiples; estos son aquellos
que se instalan en varios espacios políticos a la vez por las dudas de que
alguno de ellos llegue a posiciones de privilegio y eventualmente, estos
oscuros saltimbanquis se queden afuera del reparto del poder.
A estos personajes que abundan en los
círculos políticos, poco les preocupa lo que le ocurra al país o a su gente,
solo están atentos para ver dónde pueden hacer algún negocito que deje alguna
rentabilidad para paliar los onerosos gastos que implica moverse en los
círculos encumbrados del poder; son tan dañinos para la democracia como carroña
para la sociedad ya que llevan y traen información “sensible” vendiendo si es
necesario contactos o representaciones de espacios políticos que en verdad no
poseen. Sin duda alguna estos personajes son la otra cara de la corrupción
porque convierten a la mentira en un valor supremo que la política de hoy
consume como el pan de cada día; pero bueno dicen los más jóvenes “es lo que hay”
Lo cierto es que con estos jugadores
la gente tendrá que elegir el próximo seleccionado que nos represente en las
dos cámaras, Senadores y Diputados para completar el segundo tramo del mandato
del Ing. Macri.
Muchos dirigentes ya vienen
posicionados en la opinión pública desde hace un tiempo atrás, constituyéndose
así en los futuros candidatos por el derecho otorgado por los votos logrados en
las elecciones anteriores, pero otros con menos recursos y menos visibilidad la
pelean desde atrás, ambos conllevan un error que a mi juicio disminuye sus
chances electorales; los primeros se instituyen como una clase política que
oficia como si fueran elegidos por mandato divino, no han aprendido la lección
que el pueblo viene enseñando en la consolidación de la democracia y es que la
adhesión de la gente hay que revalidarla en cada elección, no se obtiene en forma perenne
y por tanto su representatividad no dura
para siempre; a este núcleo duro los podemos denominar como “la primera línea dirigencial” estos
son a priori “los candidatos” (no
por ser primera signifique que sean buenos es que partimos para este análisis
con los datos que nos dejó el último acto eleccionario) en cambio los que
vienen de atrás, trabajan duro para entreverarse en la disputa electoral que se
avecina con un error de origen: todas las operaciones que realizan estos grupos
emergentes están destinadas a seducir a los candidatos y no a interpretar la
problemática de la gente, que es la que en definitiva legítima su autoridad
siendo ésta la única propietaria de los votos. Como consecuencia de este
mecanismo de roscas que se realiza entre pocos y a espaldas de la gente, los
primeros comienzan con el armado potencial de las listas con las que los
distintos frentes participan en la contienda electoral, aspirando también los
segundos a acceder a algún lugar de privilegio que los impulse hacia posiciones
más cercanas al “poder dirigencial”; en ninguno de los dos casos se advierte
que realicen una consulta para ver que problemática tiene la gente para plasmar
en base a ello proyectos que contemplen esas necesidades. No quisiera creer que
la dirigencia actual no conozca el verdadero sentido de la democracia, el
pueblo sí sabe de que se trata; por las dudas se las recuerdo:
“La verdadera democracia es aquella
donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el
del pueblo”.
Juan Domingo Perón.
VICENTE SCORDAMAGLIA