jueves, 3 de febrero de 2011

HACIA UN MUNDO VIRTUAL

Hacia un mundo virtual


Un artículo aparecido en los periódicos de estos días, sorprendía al mundo dando cuenta que: El Papa Benedicto XVI modernizó la imagen de la Iglesia Católica, sugiriendo que los curas utilicen las redes sociales como herramienta de la evangelización.
El mensaje fue lanzado en preparación para la 44ª Jornada Mundial de las Comunicaciones que tendrá lugar el 16 de mayo de este año.
Dijo Benedicto XVI durante la celebración de San Francisco de Sales, el santo patrono de los escritores:
“Se pide a los presbíteros la capacidad de participar en el mundo digital… para ejercer su papel de animadores de comunidades que se expresan cada vez más a través de las muchas ‘voces’ surgidas en el mundo digital”

El nuevo paradigma que se ha impuesto en el mundo de la comunicación social, es el de emitir mensajes cortos (Twitter, Facebook) que no lleve mucho tiempo leerlos y fundamentalmente que no implique responsabilidad alguna por parte del emisor y ningún compromiso por parte del receptor. En esta ausencia de reglas, principios y valores, los nuevos “sujetos de la información” en que nos hemos transformado casi todos los humanos del planeta, recibimos a diario un cúmulo indeterminado de información destinado a manipular nuestra frágil y golpeada subjetividad en aras de pertenecer a una civilización que nos arrebata sin piedad la capacidad de discernir entre las necesidades reales (imprescindible para la evolución del hombre) o necesidades ficticias creadas por los medios de producción masivo destinado al consumo indiscriminado del hombre para someterlo y esclavizarlo a voluntad.

A diferencia de la televisión, radio y medios escritos, las redes sociales, mensajes de texto y mails, de fácil acceso para todos, constituyen hoy en día alguna de las formas impersonales elegidas por los hombres (sin tiempo para pensar) de este tiempo para comunicarse entre sí. ¿Pero qué desean comunicar? ¿Información útil, alegrías, tristezas, necesidades, expectativas, proyectos, afecto, amor, odio y no se cuantas cosas más, o en realidad desean comunicar solamente que existen, que están allí a la espera de que alguien los reconozca? (Si no estás en la red ni existís).

La respuesta por ahora es compleja teniendo en cuenta que se trata de un fenómeno relativamente nuevo; no sabemos el alcance o la influencia que pueden ejercer estos sistemas en nuestras vidas; lo que si podemos afirmar con claridad, es que esta “esfera” que son las redes sociales se han transformado fundamentalmente para los más jóvenes, (y otros que ya no lo son tanto) en algo así como un nuevo mundo (o mundo paralelo) en el que le permite al sujeto la posibilidad de reinventarse a sí mismos dentro de él.

Esto equivale a que el sujeto se muestre dentro de la red como él quiere ser y no como verdaderamente es en realidad, algo así como fabricar su propio “clon” con la ventaja que esto tiene, que se lo puede desprender de todos los aspectos negativos que posee la persona real; esta conducta revela en principio la avanzadilla de una patología generalizada llamada, “esquizofrenia”.

La esquizofrenia es una patología en la que el sujeto sufre una psicosis por la que se disocia de la vida real, sin llegar a la demencia; algo así como la de poseer una doble personalidad. Si esto es así, podríamos llegar al extremo de que nos suceda algo parecido al personaje de la novela de José Saramago “El hombre duplicado” en donde este se pregunta: ¿Cómo saber quiénes somos? ¿En qué consiste la identidad? ¿Qué nos define como personas individuales y únicas? ¿Podemos asumir que nuestra voz, nuestros rasgos, hasta la mínima marca distintiva, se repitan en otra persona? ¿Podríamos intercambiarnos con nuestro doble sin que nuestros allegados lo percibiesen?.

Yo agregaría algo todavía más temerario y dramático aun, ¿Qué sucedería si nuestro doble, aquel clon casi perfecto que fabricamos a voluntad en la red (“esfera”) adquiriese mayor importancia que nosotros mismos?
¿Podremos controlarlo o se transformará para la salud mental en nuestro próximo enemigo?

Es que el tiempo que hoy se vive no es real, es virtual y en consecuencia el hombre de este tiempo es un hombre sin tiempo real, no tiene pasado y en consecuencia pierde la capacidad de proyección hacia el futuro, el hombre actual, es solo presente, es acción sin reflexión. (Reflexión necesaria para medir las consecuencias de lo que hace y produce)
El sujeto actual ha perdido su tiempo real que le era imprescindible para pensar las consecuencias de sus acciones. El hombre de nuestro tiempo (sin tiempo) es irreflexivo en aras de no perder el tren de una evolución virtual y no real.

El papa Benedicto XVI agregó en su declaración: “Deben anunciar el Evangelio valiéndose no sólo de los medios tradicionales, sino también de los que aporta la nueva generación de medios audiovisuales (foto, vídeo, animaciones, blogs, sitios web), ocasiones inéditas de diálogo e instrumentos útiles para la evangelización y la catequesis”. Benedicto XVI ha pedido a los jóvenes que hagan "un buen uso" de las redes sociales de Internet, para que éstas no sean un instrumento "que reduce a las personas a categorías, que intenta manipularlas emotivamente o que permite a los poderosos monopolizar las opiniones de los demás".No se puede sustituir el contacto directo entre las personas.

Es natural que la iglesia con todas sus prevenciones y a través de su máxima figura desee intervenir en uno de los fenómenos más extraordinarios de la historia de las comunicaciones sociales como lo es Internet y sus derivados, pero debemos estar atentos sobre sus consecuencias. Recordemos lo que decía Umberto Eco (sobre la televisión que bien le cabe a todos los medios masivos de comunicación audio visual y digital) en su libro “Apocalípticos e Integrados”:

Quizás la televisión nos esté llevando solo a una nueva civilización de la visión, como la que vivieron los hombres del medioevo ante los pórticos de las catedrales. Quizás, como ya ha sido sugerido, cargaremos gradualmente los nuevos estímulos visuales de funciones simbólicas, y nos dirigiremos a la estabilización de un lenguaje ideográfico.
Pero el lenguaje de la imagen ha sido siempre el instrumento de sociedades paternalistas que negaban a sus dirigidos el privilegio de un cuerpo a cuerpo lúcido con el significado comunicado, libre de la presencia de un concreto, cómodo y persuasivo. Y tras toda dirección del lenguaje por imágenes, ha existido siempre una élite de estrategas de la cultura educados en el símbolo escrito y la noción abstracta. La civilización democrática se salvará únicamente si hace del lenguaje de la imagen una provocación a la reflexión crítica, no una invitación a la hipnosis.

Basta ver en el mundo entero como millones de personas utilizan estos medios masivos de comunicación tanto sea para convocar a miles de ciudadanos que luchan por su libertad o simplemente jóvenes que solo exponen su aburrimiento y hastío por las cosas mundanas de la vida.

¿Seremos capaces de construir un mundo virtual que sea mejor que el real? ¿O cometeremos los mismos errores corregidos y aumentados?
En realidad de lo que se trata es que estos nuevos instrumentos se transformen en una herramienta útil para el hombre y su evolución, y no en nuevas ataduras para someterlo y esclavizarlo.

Vicente Scordamaglia