martes, 22 de mayo de 2018

EL QUE SE QUEMÓ CON USUREROS VE AL FMI Y LLORA

Artículo de opinión
EL QUE SE QUEMÓ CON USUREROS
VE AL FMI Y LLORA
Por: Vicente Scordamaglia

La crisis financiera que sufrió Argentina con la suba intempestiva del dólar en los últimos veinte días podría definirse no tanto como una corrida cambiaria, producida por sectores que quisieron hacer un buen negocio en la timba financiera que ofrece el gobierno nacional, sino más bien como una incapacidad manifiesta de manejo de los distintos ministros, en los cuales se concentran las decisiones de la economía nacional de un plan financiero que hace agua por donde lo miren.
El gobierno de Macri alineó así a su gabinete luego de ser esta la primera exigencia del FMI facultando a Nicolás Dujovne en la toma de decisiones del presupuesto nacional, fijando prioridades del ejecutivo, que son por estas horas el salvataje financiero, tal es la misión de la comisión enviada al Fondo Monetario Internacional para que lo asista en la emergencia deficitaria de la economía nacional.

La economía tiene un par de pilares que no se pueden soslayar por más que el ministro de economía sea Mandrake el mago; una es la confianza que proviene del pueblo hacia una conducción política en pos de su objetivo principal, el bien común de la nación, y en la misma línea, las certezas que le ofrece este gobierno a los sectores productivos de que su plan económico es creíble y sustentable en el mediano y largo plazo, y  que permita, como consecuencia de ello, un desarrollo sostenido que justifique la inversión.       
Un principio de la economía dice que la productividad mejora el nivel de vida de los habitantes de un país. Cuanto más productivo sea un país, mayor es su nivel de vida estableciendo un círculo virtuoso de la economía que redundará en el bien común de la sociedad y la del propio gobierno. El gobierno del Ing. Macri apostó toda su credibilidad otorgada por el pueblo en el curso de las últimas dos elecciones a otra forma de especulación: apostó a las inversiones extranjeras en vez de promover la productividad nacional, con el afán de ganar credibilidad en el mundo financiero internacional, desmontó la estructura productiva nacional que le hubiera permitido mantener a raya la alta desocupación que persiste hoy en la Argentina, atenuando la dureza de los tarifazos que angustian a la sociedad toda.
Es indudable que aunque lo nieguen, el aumento del dólar se trasladó a los precios de la canasta familiar aumentando peligrosamente la conflictividad social; por más que intenten enmascarar e instalar una nueva versión del FMI preocupados por los que menos tienen, sabemos que nadie presta sin poner condiciones y en ese sentido obedecen los cambios que a futuro serán sin dudas mayores restricciones para los trabajadores y sus familias.     
No hay que ser muy perceptivo para darse cuenta que tenemos un país con muchas desigualdades en donde los niveles de pobreza aumentan desmesuradamente, si el precio que debe pagar el gobierno argentino para parar la suba del dólar es a cambio de la renovación de las Lebacs a una tasa de interés usuraria el nuevo préstamo se esfumará como tantos otros en los bolsillos de los banqueros que pasaron de ganancia 0% al 40% sin escala.


Lo peor de estas medidas es que son solo paliativos de corto alcance, es decir solo le da oxigeno al gobierno hasta el próximo vencimiento; de allí la urgencia del gobierno de convocar a un acuerdo nacional convocando a todos los sectores para  repartir las cargas de tamaña irresponsabilidad que implica un estrepitoso fracaso que se cocina a fuego lento sin perjuicio de que el gobierno de Macri y sus gerentes (y aliados), admitan su impericia y su falta de sensibilidad en cada medida que tienen que decidir el destino de los argentinos.