lunes, 2 de agosto de 2010

CUANDO LA REALIDAD SUPERA LOS LIMITES DE LAS IDEOLOGIAS

CUANDO LA REALIDAD SUPERA
LOS LÍMITES DE LAS IDEOLOGÍAS


“El triunfo de la razón sólo puede ser el triunfo
de los que razonan”
Bertal Brecht


Etimológicamente, la palabra “ideología” significa ciencia de las ideas y de hecho ése fue el significado que se le asignó en el momento que fue acuñada, a fines del siglo XVIII por Destutt de Tracy, uno de los miembros fundadores del Instituto Nacional Francés.
En ese entonces, el término ocupaba el lugar de base del proyecto al que el Instituto dedicaría todos sus esfuerzos; la tarea de cumplir la mayor ambición del Iluminismo sería entonces, asesorar a los Gobernantes en la legislación de un nuevo orden racional para la sociedad.
El método propuesto para lograrlo era hacer uso del conocimiento científico y preciso, de la manera en que se forman las ideas en la mente humana para asegurar que sólo cobraran formas las ideas correctas y aprobadas por la razón.

Pero las buenas intenciones expuestas por Destutt de Tracy hace tres siglos atrás, sufrieron un imprevisto impensado, y es que al igual que el corazón de Pascal, “la realidad tiene sus razones que la razón desconoce”.
Comúnmente hay en la jerga cotidiana y política un uso y abuso de la palabra “Ideología”, se hace habitualmente cuando se quiere fijar posición del pensamiento o diferenciarse de la posición de otros, sin embargo, mas allá de la legitimidad de dicha acción, no deja de ser un límite infranqueable a la hora de confrontar ideas (que sólo son instrumentos de los hombres) con el significado y la dimensión que implica abarcar la realidad de los hombres sujetos al devenir de un mundo hostil, cambiante e incierto.

La realidad humana a priori, no es de derecha ni de izquierda; (para tomar dos de las grandes ideologías que gobernaron a la humanidad en los últimos tres siglos). La realidad es una totalidad en movimiento, es un conjunto formado por todo lo existente en el mundo real que supone, el hombre, percibe a través de los sentidos. A esta percepción, se la puede descifrar desde la derecha o desde la izquierda de acuerdo a la concepción que tengamos del mundo, pero sólo la conoceremos en plenitud en tanto seamos capaces de abarcarla en su totalidad independientemente del lugar que nuestra ideología nos permita acceder a ella.

Jean Piaget enseñaba que: “Uno no sabe lo que ve. Sino que ve lo que sabe”. Esto quiere decir que el sujeto, como operador social de la realidad es capaz de percibir esta realidad (desde la derecha o desde la izquierda) en una medida equivalente a su aprendizaje.
¿Cuánto de ésto pueden entender quienes tienen la responsabilidad de gobernar a la hora de resolver los problemas que aquejan a todos los ciudadanos por igual si se mantienen sujetos a su ideología sin percibir lo que acontece del otro lado de sus ideas?.
Quienes gobiernan, tienen la responsabilidad y la obligación de satisfacer las necesidades de todos los ciudadanos independientemente de cómo piensen éstos y de la afinidad ideológica que sustenten, ya que, la problemática social producida por el devenir de los hombres en la construcción social (quienes construyen esa realidad día a día) proviene de todo el quehacer humano, configurando así la realidad en una totalidad.
En estos términos, el sistema de ideas (la ideología) pasa a ser entonces, un instrumento referencial que debe permitirle al sujeto un abordaje singular de la realidad para poder aprehenderla (agarrarla, tomarla) plenamente. La ideología es el lugar desde donde vemos el mundo para acceder a él, la realidad es la percepción que tenemos de ese mundo; empero, las respuestas a su devenir, no están sujetas a posiciones férreas (resistentes) que se transforman en límite infranqueable para articular respuestas al devenir de la vida de los hombres en sociedad. Así, cada vez más, las sociedades del mundo se ubican en el centro de las ideologías (asimilando lo mejor que pueden aportar ambas) percibiendo que los instrumentos utilizados en el pasado ya no son útiles para interpretar la realidad presente cargada de dificultades nuevas e interrogantes por descifrar.
La historia de la construcción social, reconoce a los grandes movimientos humanos desde las culturas que se desplegaron por todo el planeta poblando y trasladando sus costumbres y sus creencias en búsqueda de bienestar o escapando de guerras y cataclismos naturales; las ideologías acompañaron su crecimiento constituyéndose en el complemento ideal para su desarrollo y no para su sometimiento convirtiendo a ésta en un límite para transformar su realidad.


Vicente Scordamaglia