martes, 5 de abril de 2022

 ARTÍCULO DE OPINIÓN

“CUANDO LAS TENSIONES SUPERAN A LAS INTENCIONES”

POR: VICENTE SCORDAMAGLIA

 

El aceleramiento de los acontecimientos mundiales refleja sobradamente como las tensiones vienen escalando peligrosamente por encima de las intenciones. Por lo menos, y aunque parezca poco, intensiones puestas en palabras de construir en el marco de la  globalización un orden internacional más justo, solidario y equitativo. La interrelación que hay en el mundo  actual hace que lo que sucede en cualquier parte del mundo impacte directa o indirectamente en todo el mundo civilizado con consecuencias directas para toda la humanidad.

La multipolaridad del escenario internacional hace que sea cada vez más complejo llegar a acuerdos básicos como por ejemplo detener los conflictos bélicos, asistir a los damnificados por la crisis alimentaria, atender la crisis sanitaria, energética  y comercial, como la que ya se desató como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania con el serio peligro de arrastrar en su incesante devenir diabólico a toda la humanidad.     

Los países de punta: CHINA, EEUU, RUSIA y la comunidad económica europea vienen forcejeando en este escenario volátil en donde los acuerdos no duran más que el tiempo en que la necesidad los obliga a renegociar nuevamente apremiados por mantener a salvo los espacios geopolíticos ganando territorios en una guerra  comercial que va a arrojar como resultado (para bien o para mal) un nuevo orden internacional con múltiples naciones disputándose los recursos vitales para el desarrollo humano de cara a un futuro cada vez más incierto y conflictivo que requerirá no solo la participación de nuevos liderazgos sino también la intervención de un conjunto de naciones para “contener” el peligroso avance de los conflictos nacionales e internacionales.    

Cuando a las crisis no se las controla estas asumen su propia lógica y en ese demencial devenir las tensiones humanas expuestas al límite provocan la peor respuesta que puede dar la humanidad, esto es: guerras, hambre y miseria.

La pandemia del covid 19 dejó en evidencia la fragilidad que padecemos los humanos cuando  somos atacados por organismos extraños a la comprensión de nuestra especie y lo asombroso de esta conducta es la imposibilidad manifiesta de unir esfuerzos para encontrar salidas comunes que harían más eficaz una solución perentoria; por el contrario nos empeñamos en socavar aun más nuestras diferencias.  

En este escenario por demás complejo los “líderes” de los países del mundo siguen empeñados en resguardar sus intereses personales o de facción dejando  a los pueblos al amparo de la suma de todos los riesgos y al conjunto de las gentes que sin instrumentos idóneos le hace frente a la crisis que vive toda la humanidad.

¿Y por casa como andamos? Las intenciones del oficialismo de regresar al gobierno porque hemos aprendido para ser mejores, se ha quedado sepultado por una descarnada lucha por el poder; en este sentido ni el oficialismo, como así tampoco la oposición han podido capitalizar el descontento de la gente, ambos quedaron entrampados en sus propias contradicciones y en su equivocada visión de los acontecimientos internacionales que los está llevando a dejar espacio para que emerjan con fuerza posiciones cada vez más radicalizadas (tanto por izquierda como por derecha). 

Argentina es una nación invertebrada, no consigue desde su nacimiento encolumnar al conjunto de su dirigencia en un proyecto común que lo potencie y lo organice. Los acontecimientos mundiales alumbran tiempos complejos por venir que requerirán la participación de todos en la solución de los conflictos sociales, políticos y económicos, ello nos dejará dos opciones por recorrer: o encaramos juntos y sin reservas la solución de los conflictos que nos angustian o la bandera de nuestra nación flameará sobre sus ruinas.