Artículo de opinión
DESPUES DE LA
PANDEMIA
Por: Vicente Scordamaglia
Salir de la cuarentena y
pasar a una desescalada de la crisis no será una tarea sencilla. La estrategia
del gobierno de poner todos los esfuerzos en el aislamiento social preventivo y
obligatorio todo el tiempo que sea posible, está dando los resultados esperados por el gobierno
nacional. La administración de la crisis conducida con riguroso control consumó
un plan que en el corto plazo le dio a sus ejecutores la ventaja necesaria como
para evitar que la situación se desborde y asuma su propia lógica, es decir:
evitó un colapso de todo el sistema sanitario y evitó un caos comercial que de
no haber actuado tempranamente sobre la economía hoy estaríamos en una anarquía
de grandes proporciones; no nos olvidemos que este escenario se produce con un
gobierno que recibe de su antecesor,Macri, hace tan solo seis meses con un
default técnico es decir, al borde de la cesación de pagos a sus acreedores
externos y una deuda interna de proporciones monumentales con índices de
pobreza y desocupación (50%) como nunca se vio en la historia argentina. En
este contexto de crisis económica, financiera y laboral el gobierno venía
negociando una salida con todos los sectores involucrados para promover una inmediata
reactivación de la economía interna,
cuando en el mundo, sucede lo inesperado: en el mundo en general y Argentina en
particular se ve impactada por una epidemia de característica global (pandemia)
que obliga al gobierno de Fernández a replantear toda su estrategia de gobierno
y fijar nuevas prioridades. Todo lo que se tenía previsto para “fortalecer” la
economía hubo que relativizarlo para darle lugar a otras urgencias y a otros
actores (médicos, especialistas y científicos)
que rápidamente asumieron con absoluta responsabilidad y compromiso su
rol específico para lo que fueron convocados.
Ahora
bien, en este “desconocido” escenario, que tiene pocos antecedentes en la
historia de la humanidad, el gobierno de Fernández ocupó el centro de la atención
de casi toda la población, asumiendo sin vacilaciones la conducción del desafío
a la que se enfrenta la
Argentina. Con los recursos disponibles se tomaron decisiones
en el día a día, ya que y hasta la fecha, se cuenta con poco conocimiento e
información del COVID-19 que permita tomar medidas preventivas, tan solo ganar
tiempo y evitar el desborde del sistema sanitario e impedir así un creciente
número de infectados por lo menos hasta que se descubra una vacuna.
Dicho
esto, cabe destacar que a esta altura de los sucesos globales, el gobierno y su
equipo de colaboradores estuvieron y están a la altura de los acontecimientos.
Lo inexplicable de todo este relato es la postura que adoptó la oposición en
todo este tiempo, salvo Larreta y un buen número de intendentes bonaerenses que
salieron a diferenciarse del discurso de la primera línea del principal sector
de la oposición, que inexplicablemente mediante operaciones ridiculas salió a
desgastar al presidente cuestionando su política de gobierno para enfrentar la
crisis existente. Con argumentos
extravagantes y maliciosos tales como que hay que evitar el avance del
comunismo en la Argentina
o la liberación de presos peligrosos o el intento de instalar un sistema
autoritario y no se cuantos disparates más la oposición intenta meter miedo (al
más puro estilo Bolsonaro) y mantener activos a los sectores más reaccionarios
de la Argentina
(estaran pensando en las proximas elecciones) al tiempo de ver como el
oficialismo se consolida mediante el estricto cumplimiento de las normas
elementales de un gobierno democrático que le toca resolver dos situaciones
sumamente complejas como son la pandemia
del COVID-19 y la negociación de la deuda externa como para despejar el futuro inmediato
de la nación toda.
La
correcta salida de la cuarentena y el acuerdo entre todos los sectores de la
política, es lo que permitirá pasar a lo que se dio en señalar como “la nueva normalidad”: salvo los países
gobernados por personajes desquiciados moral e intelectualmente capaces de
llevar a sus naciones a recorrer caminos peligrosos y arrastrar al mundo a
confrontaciones fatales para la humanidad, son el máximo interrogante que
tienen por delante los pueblos libres del mundo que deberán morigerar el avance
de un desenfrenado capitalismo que arrasa valores humanos y construye naciones
serviles, insolidarias y sin moral.
¿Que
será la nueva normalidad?. ¿Más de lo mismo con algún maquillaje de nuevo orden
global? (¿Se acuerda?) La verdad es que nadie lo sabe ya que esta versión no salió
de un proyecto concebido y ejecutado por la filosofía política que revolucionó
el mundo y su entorno, sino de la necesidad de sacarse de encima un virus que
amenaza no solo con diezmar las fuerzas orgánicas humanas sino también arrasar con
todo el orden económico y social mundial. Mientras buscaba con que cerrar
semejante interrogante acudí a mi amigo Peter Sloterdijk y solicitar su
opinión y me dio esta respuesta: “Los grandes relatos conocidos hasta
ahora, el Cristianismo, el liberal-progresista, el hegeliano, el Marxista y el
Fascista, se han revelado como intentos inadecuados para hacerse cargo de la
complejidad del mundo”; ¿será así?