martes, 19 de mayo de 2020

DESPUES DE LA PANDEMIA


Artículo de opinión
DESPUES DE LA PANDEMIA
Por: Vicente Scordamaglia

Salir de la cuarentena y pasar a una desescalada de la crisis no será una tarea sencilla. La estrategia del gobierno de poner todos los esfuerzos en el aislamiento social preventivo y obligatorio todo el tiempo que sea posible, está dando  los resultados esperados por el gobierno nacional. La administración de la crisis conducida con riguroso control consumó un plan que en el corto plazo le dio a sus ejecutores la ventaja necesaria como para evitar que la situación se desborde y asuma su propia lógica, es decir: evitó un colapso de todo el sistema sanitario y evitó un caos comercial que de no haber actuado tempranamente sobre la economía hoy estaríamos en una anarquía de grandes proporciones; no nos olvidemos que este escenario se produce con un gobierno que recibe de su antecesor,Macri, hace tan solo seis meses con un default técnico es decir, al borde de la cesación de pagos a sus acreedores externos y una deuda interna de proporciones monumentales con índices de pobreza y desocupación (50%) como nunca se vio en la historia argentina. En este contexto de crisis económica, financiera y laboral el gobierno venía negociando una salida con todos los sectores involucrados para promover una inmediata reactivación de la  economía interna, cuando en el mundo, sucede lo inesperado: en el mundo en general y Argentina en particular se ve impactada por una epidemia de característica global (pandemia) que obliga al gobierno de Fernández a replantear toda su estrategia de gobierno y fijar nuevas prioridades. Todo lo que se tenía previsto para “fortalecer” la economía hubo que relativizarlo para darle lugar a otras urgencias y a otros actores (médicos, especialistas y científicos)  que rápidamente asumieron con absoluta responsabilidad y compromiso su rol específico para lo que fueron convocados. 

Ahora bien, en este “desconocido” escenario, que tiene pocos antecedentes en la historia de la humanidad, el gobierno de Fernández ocupó el centro de la atención de casi toda la población, asumiendo sin vacilaciones la conducción del desafío a la que se enfrenta la Argentina. Con los recursos disponibles se tomaron decisiones en el día a día, ya que y hasta la fecha, se cuenta con poco conocimiento e información del COVID-19 que permita tomar medidas preventivas, tan solo ganar tiempo y evitar el desborde del sistema sanitario e impedir así un creciente número de infectados por lo menos hasta que se descubra una vacuna.    
Dicho esto, cabe destacar que a esta altura de los sucesos globales, el gobierno y su equipo de colaboradores estuvieron y están a la altura de los acontecimientos. Lo inexplicable de todo este relato es la postura que adoptó la oposición en todo este tiempo, salvo Larreta y un buen número de intendentes bonaerenses que salieron a diferenciarse del discurso de la primera línea del principal sector de la oposición, que inexplicablemente mediante operaciones ridiculas salió a desgastar al presidente cuestionando su política de gobierno para enfrentar la crisis existente.  Con argumentos extravagantes y maliciosos tales como que hay que evitar el avance del comunismo en la Argentina o la liberación de presos peligrosos o el intento de instalar un sistema autoritario y no se cuantos disparates más la oposición intenta meter miedo (al más puro estilo Bolsonaro) y mantener activos a los sectores más reaccionarios de la Argentina (estaran pensando en las proximas elecciones) al tiempo de ver como el oficialismo se consolida mediante el estricto cumplimiento de las normas elementales de un gobierno democrático que le toca resolver dos situaciones sumamente complejas como  son la pandemia del COVID-19 y la negociación de la deuda externa como para despejar el futuro inmediato de la nación toda.      
La correcta salida de la cuarentena y el acuerdo entre todos los sectores de la política, es lo que permitirá pasar a lo que se dio en señalar como “la nueva normalidad”: salvo los países gobernados por personajes desquiciados moral e intelectualmente capaces de llevar a sus naciones a recorrer caminos peligrosos y arrastrar al mundo a confrontaciones fatales para la humanidad, son el máximo interrogante que tienen por delante los pueblos libres del mundo que deberán morigerar el avance de un desenfrenado capitalismo que arrasa valores humanos y construye naciones serviles, insolidarias y sin moral.
¿Que será la nueva normalidad?. ¿Más de lo mismo con algún maquillaje de nuevo orden global? (¿Se acuerda?) La verdad es que nadie lo sabe ya que esta versión no salió de un proyecto concebido y ejecutado por la filosofía política que revolucionó el mundo y su entorno, sino de la necesidad de sacarse de encima un virus que amenaza no solo con diezmar las fuerzas orgánicas humanas sino también arrasar con todo el orden económico y social mundial. Mientras buscaba con que cerrar semejante interrogante acudí a mi amigo Peter Sloterdijk y solicitar su opinión y me dio esta respuesta: “Los grandes relatos conocidos hasta ahora, el Cristianismo, el liberal-progresista, el hegeliano, el Marxista y el Fascista, se han revelado como intentos inadecuados para hacerse cargo de la complejidad del mundo”; ¿será así?