viernes, 10 de septiembre de 2010

Quien Construye El Relato "Manipula La Opinión Pública"

QUIEN CONSTRUYE EL RELATO,
“MANIPULA LA OPINIÓN PÚBLICA”



Empujado por la necesidad de contar con los votos necesarios para las elecciones presidenciales de 2011 que le permitan ganar en primera vuelta, el gobierno avanza en la creencia que dice: “quien construye el relato, manipula la opinión pública”. Sabedores de la penetración social que ejercen los medios escritos, radiales y televisivos, el gobierno juega una de sus últimas chances en la confrontación que tiene con algunos medios masivos de comunicación para torcer la imagen negativa que exponen a diario los opositores sobre su figura y la gestión presidencial.

Tal afirmación se sustenta en un plan dirigido desde la Casa Rosada que tiene dos pilares fundamentales: por un lado amordazar a los medios “independientes” (que son los que comúnmente utiliza la oposición para criticar la gestión de gobierno) y por otro, saturar el espacio publico con información favorable que destaque solamente los logros realizado por los gobiernos de Cristina y Néstor Kirchner. (Ejemplo: Fútbol para todos)

Es evidente que los Kirchner, necesitan permanentemente recrear un escenario (contexto) adecuado para su discurso (texto) en donde sólo ellos surjan como los “héroes” de una “Ilusoria revolución” personal (en nombre de un supuesto modelo) que sólo sirve a los fines inicuos de mantener el poder por todos los medios a su alcance. Si consiguen que los medios muestren una realidad favorable, el objetivo está logrado para el gobierno legitimado por este axioma: “Lo único que le da validez al texto, es el contexto”.

Para el montaje de este escenario, recurren sistemáticamente a semiverdades que la historia de nuestro pasado doloroso les ofrece. Sabemos que los dueños de los medios de comunicación en nuestro pasado inmediato de sangre y fuego han sido cómplices en algunos casos y en otros por lo menos han guardado silencio de las atrocidades realizadas por el terrorismo de estado; en algunos casos se han favorecido impunemente apoyados por políticas que los déspotas de turno ejecutaron para ganar mucho dinero y hacerse de bienes mal habidos y en otros atemorizados por el terror callaron para siempre, sin embargo, la sociedad descartó el abrir juicio público sobre éstos por considerar que fueron parte de un contexto desquiciado en donde los derechos de todos los ciudadanos fueron avasallados por igual, siendo objeto de presiones y amenazas de muerte para ejecutar o callar acciones que en situaciones normales de plenos derechos no se hubieran realizado. (Viktor Frankel decía: Ante una situación anormal, la reacción anormal constituye una conducta normal.)

Seguramente que ocurrieron muchos más ilícitos de los que hoy conocemos, no sólo los cometidos por la junta de militares que planificó y ejecutó a mansalva un plan de exterminio de todos los grupos políticos militarizados sin miramiento alguno de los métodos empleados por fuera de toda ley y justicia, sino también de otros segmentos de la sociedad (civiles) que apoyaron cobardemente desde las sombras las matanzas, torturas y desapariciones de personas; pero si queremos de una buena vez entrar en un estado de derecho, le cabe a la justicia y sólo a ella emprender contra todo aquello de lo que existan pruebas reales y no inventadas de cualquier expropiación ilegítima de bienes o personas vinculados con los episodios acaecidos entre militares, civiles golpistas y grupos políticos militarizados en nuestro país, caso contrario se correrá el riesgo de que el estado se vea nuevamente involucrado y cometa al igual que los militares golpistas, el atropello de tomar justicia desde el estado nacional por mano propia desconociendo una vez más los poderes institucionales de la Nación.

Históricamente se ha utilizado a los medios masivos de comunicación como herramienta decisoria a la hora de comunicar decisiones e instalar pautas de conducta, en este sentido, la sociedad es una masa indistinta de reaccionadores inertes en espera de ser alterados de manera predeterminada por manipuladores todopoderosos de la publicidad y la persuasión oculta; lo que ignoran estos hábiles manipuladores es la tremenda capacidad del ser humano para seleccionar, ampliar y manipular las señales que acometen a sus sentidos.
Con esto afirmamos una vez más la capacidad que tiene el hombre para bloquear, desviar, reelaborar o invertir lo que recibe, para crear propuestas a partir de sus necesidades políticas, económicas, culturales, humanas y sociales, para leer hechos y no palabras, para defender su identidad aún bajo las condiciones más precarias o adversas, ya que el sujeto depende para su integridad, pura y exclusivamente de la percepción que obtenga de la realidad y la confianza que le brinde al emisor.

Para finalizar este breve comentario, debo decir con dolor y repugnancia (por haber vivido intensamente esa época), que es triste ver como se explota impunemente con fines espurios la memoria de tantos jóvenes idealistas que dieron todo lo que tenían por creer en la “construcción de un mundo mejor”.
Ya hemos aprendido, desgraciadamente tarde, que: ¡El fin no justifica los medios! mucho menos cuando los intereses en juego son el futuro de nuestros hijos y el destino de la Patria.



Vicente Scordamaglia