Artículo de opinión
UNA NACIÓN QUEBRADA EXIGE UNA DIRIGENCIA EQUILIBRADA
Por: Vicente Scordamaglia
Cuando todo parecía encaminarse por
los carriles más o menos normales (desayuno mediante) hacia una transición civilizada
el diablo metió la cola y al gobierno saliente (envalentonado en el fin de su
mandato) se le ocurrió elaborar un documento de 8 puntos haciendo alarde de dejar
un estado “ordenado” producto de una gestión exitosa dejando una herencia apropiada
para que la próxima administración que asuma el 10 de diciembre pueda comenzar
su gobierno sin sobresaltos para enfrentar una crisis económica financiera descomunal,
de la cual este gobierno saliente sigue negando y haciéndonos creer que la
debacle en la economía argentina no fue producto de su ineficiencia administrativa
institucional sino las pésimas condiciones en la que el Macrismo encontró el estado argentino. Es la primera vez que se
ve con tanto descaro como el oficialismo se las arregla para ser gobierno y
oposición al mismo tiempo. Las mentiras expresadas en el relato Macrista a
cargo del pequeño Maquiavelo ilustrado, Marcos Peña, plasmado en 8 puntos (relato
que ni ellos se lo creen) pareciera no tener fin y sobre todo a la hora de
negar la realidad de lo que su propio gobierno produjo con su mala praxis en el
transcurso de gobierno, a modo de recordatorio: dejó al paso de cuatro años por
el poder, un país desfinanciado con un 40% de argentinos en el umbral de la
pobreza, alarmantes índices de niños mal alimentados al borde de la emergencia
alimentaria y un país endeudado por varias generaciones con un aparato
productivo destruido y sin capacidad de recupero en el corto plazo con una
desocupación descomunal que llevará sangre sudor y lagrimas para recuperar los
miles de puestos de trabajo destruidos como consecuencia del proyecto
neoliberal instalado por este gobierno de dirigentes irresponsables. La desfachatez de una clase de funcionarios
que no dejaron de exteriorizar una
mentira tras otra que involucró inclusive a sus propios votantes a
quienes convencieron que venían a cambiar las prácticas caducas de la política y no hicieron otra cosa que perpetrar un espectacular
saqueo de las arcas públicas en nombre de una republica que solo existe en su breviario
perdido.
Las mentiras
de este conjunto de dirigentes no tienen límites. Si para proteger una cuota
del poder perdido es necesario confundir a la opinión pública con un relato que
algunos medios de comunicación se empeñan en mantener vivo, es porque muchos de
ellos temen alguna represalia que en la realidad, no existe; insisto en esto,
la persecución mediática al cual está siendo sometido un “gobierno” que todavía no lo es tal, no
tiene antecedente en la historia democrática argentina. La opinión pública solo
observa cómo se interpela el discurso de hipotéticos ministros y funcionarios
fantasmas que todavía no están en funciones.
Es
trascendental entender el desafío que tenemos por delante con la oportunidad
que genera un nuevo gobierno, nuestro país a partir del 10 de diciembre tendrá
otro Presidente y otro equipo de gobierno para administrar una nación
literalmente quebrada, la situación exige entonces la máxima responsabilidad de
su clase dirigente tanto de los que se van como los que están llegando para
empezar a transitar un camino plagado de obstáculos y en su devenir deberán encontrar
los acuerdos necesarios para dar respuestas a los argentinos. Por si todavía
hay quienes no percibieron la gravedad de la situación que vive la argentina
les recuerdo que el horno en el mundo no está para bollos, las tensiones
acumuladas comienzan a estallar una tras otra y cada vez más cerca de nuestras
vidas eso hace presagiar conflictos inevitables que requerirán urgentes
consensos entre la política y la sociedad toda: o los argentinos nos unimos en
una lucha resuelta por el bien común transformando la crisis en un ciclo
virtuoso de cara al futuro o la bandera Argentina una vez más flameará sobre
sus ruinas.