viernes, 24 de julio de 2015

ELECCIONES 2015

ELECCIONES 2015
La política argentina adquirió una dinámica absoluta. En la medida que se vallan terminando las elecciones locales en distintas provincias de nuestro país (favorables estas a distintas fuerzas políticas sin definir nada para las presidenciales) de aquí, hasta las próximas elecciones nacionales, asistiremos a acciones de alto impacto destinado a captar la atención de los medios de comunicación y por intermedio de ellos llegar a la gente para “ensordecer” en cierta medida las verdaderas propuestas que la gente ansía escuchar. Los centros de campaña de los distintos frentes electorales no cesan en su empeño para hallar la alquimia precisa que les  permita encontrar la formula numérica para sacar alguna ventaja por sobre sus adversarios para obtener los votos necesarios y así llegar a tener la oportunidad de “representar” a todos los argentinos en el próximo periodo gubernamental. 
Pero convengamos que lo más importante de esta ingeniería electoral es para el oficialismo evitar la segunda vuelta y para la oposición, llegar a ella.

En este incesante desfile de figuras del espectáculo y el deporte por las PASO  que por lejos superan en conocimiento popular a las figuras de los alicaídos partidos políticos, (aquellos con alguna formación política) se vieron desplazados de su rol histórico para el cual se han preparado gran parte de su vida; en este caso, estos nuevos “representantes” del pueblo, con escasos argumentos ideológicos, utilizando el sentido común y con el apoyo de alguna encuestadora, se ven beneficiado y son catapultados rápidamente al escenario político nacional.

Otro tanto sucedió con la incorporación de los vicepresidentes a las formulas presidencial que se anunció con todas las pompas, (como si en nuestro país hubieran significado algo mas que para tocar la campanita del senado o reemplazar al presidente en alguno de los viajes que este realiza al exterior) este echo que en si mismo debería ser sumamente significativo y tener alguna trascendencia para cualquier país normal, para el nuestro en cambio, careció de poco significado y de muy poco interés para la gente como para que esta decisión modifique el tablero nacional de los candidatos más encumbrados electoralmente, salvo, la designación de Zannini a la fórmula presidencial de Daniel Scioli; esta decisión de la presidenta, significo una señal inequívoca de los intereses del Kirchnerismo después del 10 de diciembre, dejando en claro que seguirá presente en la política nacional.

En el caso del cierre de listas con lo que respecta a la distribución de los diputados nacionales, en este caso sí se observó una disputa mucho más política ya que estos son verdaderamente quienes van a protagonizar los futuros debates en cuanto que lo que se espera haya cambios significativo si es verdad que se quiere transformar definitivamente a la nación, en una verdadera democracia representativa.                 
En el contexto social, político y económico, el clima es de una tensa tranquilidad comparado con otros finales de ciclo; por primera vez en tiempos democráticos un presidente se va a retirar en la fecha estipulada por el calendario electoral y lo que la constitución determina, no es un dato menor si lo comparamos con otras experiencias electorales en la reciente historia democrática de nuestro país, esto ya es un paso adelante para consolidar definitivamente el proceso democrático de nuestro país. La oferta electoral es amplia pero poco variada ya que en líneas generales los tres candidatos  tienen una misma impronta, (Scioli, Massa y Macri) es decir que la única diferencia la sigue teniendo el gobierno de Cristina que con la incorporación de Zannini a la fórmula electoral da señales muy claras de seguir condicionando la política del próximo  gobierno sea este del signo que sea. En este escenario peculiar de nuestra sociedad, todos los candidatos saben lo que reclama la gente, en consecuencia en esta elección, la disputa fundamental no se dará tanto en las propuestas (ya que son todas parecidas) sino en la confianza personal que cada candidato logre instalar en la gente.

Ahora bien, hasta aquí es más o menos lo que todos conocemos, lo publico, lo que esta expuesto ante la vista de todos, pero ¿qué está sucediendo de puertas adentro de los bunquers electorales? ¿Cuál es la estrategia que esta pergeñando el gobierno en particular y sus opositores?.
Convengamos que ya no es una novedad que el oficialismo quiere mantener el poder aun fuera del poder. Las recientes medidas tomadas por Cristina (la incorporación de Zannini como vice de la fórmula presidencial, los nuevos diputados afines a la agrupación Camporista que seguramente llenaran las bancas el año próximo el reemplazo de Milani en el mando del ejército y la fragrante intromisión en la justicia) apuntan fundamentalmente a garantizar la continuidad del modelo, la “impunidad” de sus medidas y el pronto regreso al poder si fuera esto necesario. Frente a esta verdad de Perogrullo la oposición titubea en el armado de un frente común única posibilidad de derrotar al oficialismo, que se ha dado cuenta que los candidatos de la oposición no logran consolidar un liderazgo que aglutine a la parcialidad opositora dejando la responsabilidad de decidir al electorado que ambiciona un cambio para garantizar una mejora en el orden institucional por los próximos cuatro años.  Las paso de Capital disminuyeron las expectativas del Massismo por su baja competitividad en el distrito más importante de la nación, pero las elecciones de la segunda vuelta entre Larreta y el asenso de Lousteau ambos del mismo frente confundió el rol y las expectativas que tenían los dirigentes de ese frente electoral que si no están a la altura de lo que esperan las grandes mayorías de nuestro país pagarán caro el error de creer que su vanidad está por encima de los intereses del conjunto de los argentinos.  

Cualquiera sea el resultado de las próximas elecciones, la dirigencia argentina debe prepararse con seriedad ante la eventualidad de tener que cogobernar los destinos de la Nación; los argentinos sabemos de antemano que lo que decidan nuestros dirigentes repercutirá por los próximos veinte años en un mundo que produce cambios drásticos y no espera a los rezagados de la historia; el destino está en nuestras manos: o avanzamos con decisión hacia  el futuro o el futuro vendrá por nosotros para convertirnos una vez más en pasado.


VICENTE SCORDAMAGLIA