martes, 19 de abril de 2016

DEL OTRO LADO DEL PUENTE

DEL OTRO LADO DEL PUENTE

El gobierno del Ing. Macri está atravesando de un lado del mundo de la política hacia el otro lado del mundo de la política por un puente que está desvencijado. En el medio y a ambos lados hay una grieta; a ambos mundos, se los llama modelo y son (eso dicen) profundamente antagónicos entre sí; sin embargo y por mucho que les pese a sus mentores de estos dos modelos, en sus prácticas políticas y acumulación de poder, se parecen más de lo que el relato ideológico dice de ellos, ambos ¡son brutales!  

Tanto el Kirchnerismo (en sus 12 años de gobierno) como el Macrismo en su corta gestión (cuatro meses) están bajo sospecha de ser refractarios a la hora de resolver los problemas existentes de los que menos oportunidades tienen en nuestra sociedad; los nuevos “populismos” como lo son el Kirchnerismo, con componentes del Peronismo, sectores de izquierda y movimientos sociales, distribuyen una porción de las riquezas que se producen en el país y atienden con esmero las necesidades de los más vulnerables y los derechos de las minorías de la sociedad, hasta el límite en que estos beneficiarios no sobrepasen la condición social que sustentan ya que si esto se produjera perderían influencias sobre dichos sectores sociales políticos y culturales debilitando su “poder”, esto es lo que se llama peyorativamente clientelismo político. La gran falencia que se les imputa al “populismo” es que no son capaces de generar riqueza independiente más que la de tener que arrebatar fondos del estado para lograr la tan ansiada justicia social lo que hace que se deslegitime dicha acción ya que, en el camino de este devenir, es donde se producen grandes focos de corrupción haciendo fracasar los intentos de construir modelos políticos más justos y solidarios. 

En el caso del liberalismo económico (que hoy en día llegan al poder por vía democrática) como es el caso del PRO con grandes componentes del Radicalismo y sectores progresistas de la sociedad, las prioridades son otras; ellos atienden también con esmero primero las peticiones de los bancos, empresas y sectores privilegiados de la economía como el campo y las mineras aliviando sus cargas tributarias para que produzcan más y generen más trabajo creyendo que el derrame llegará en el mediano plazo a los sectores menos favorecidos de la sociedad (algo que nunca sucede); así, se transforman en gerentes de estos sectores olvidando sus promesas de campaña llegando en algunos casos a ser parte de complejos entramados de corrupción evadiendo compromisos fiscales (con  cuentas en paraísos fiscales) y solicitando después asistencia del estado, para terminar empujando a toda la sociedad a un despilfarro de préstamos provenientes del exterior y subsidios que no se sabe bien a donde van a parar introduciendo a la nación a un nuevo periodo de endeudamientos con las lamentables consecuencias conocidas para nuestro pueblo.
La paradoja de estos dos modelos es que ninguno llega al tan ansiado estado de bienestar en el cual la sociedad en su conjunto llegue plenamente a su desarrollo integral, solo lo pueden hacer unos pocos sectores de privilegio.   

Como se está viendo en distintas partes de nuestra región y en el nuestro en particular, terceras fuerzas emergieron entre los partidos políticos tradicionales que hegemonizaban la alternancia democrática. Un ejemplo tangible es el Macrismo, desde su conformación allá por el año 2000, comenzó a incursionar en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires substituyendo al Radicalismo y al Peronismo hecho este que se produjo en un contexto de crisis institucional como fue la de 2001, y si bien, con connotaciones diferentes y desde otro lugar del escenario político, sucedió algo parecido con el Kirchnerismo luego de la necesidad de dar una salida democrática más genuina a la nación envuelta en convulsiones políticas, sociales y económicas tal fue la Argentina de entonces; en este caso fueron las elecciones adelantadas por el Dr. Duhalde las que promovieron desde el partido gobernante un nuevo emergente nacional: ¡los Kirchner!    

Obligados a agiornarse para no sucumbir, la dirigencia argentina colonizo estas dos fuerzas emergentes desdibujando las categorías políticas tradicionales; a partir de allí, todas las ideologías estaban representadas en estos dos espacios políticos que a poco de andar se dieron cuenta que debían agrandar su límite partidario y transformarse en grandes coaliciones electorales. El Macrismo en la ciudad autónoma de buenos aires y los Kirchner en lo nacional. Estos dos frentes, actualizaron sus versiones recalificando las categorías de izquierda y derecha que frente a las nuevas problematicas sociales rediseñaron la política y la economía. Tanto la derecha como la izquierda debieron adaptarse a los nuevos tiempos con la finalidad de llegar al poder.
Estos procesos que se repiten en casi toda la región, en donde estos mismos actores alternan sus periodos de gobierno, concluyen sus mandatos sin resolver las grandes problemáticas de su época como son la pobreza extrema, la corrupción, el narcotráfico y la inflación para crear a partir de ello estados de bienestar que le den mejores condiciones de vida a sus pueblos.  Ambos modelos plantearon sus panaceas antes de llegar al poder para luego una vez allí fracasar rotundamente. Es que la situación es más grave de lo que parece y como consecuencia de ello amerita algo más que voluntarismo extremo o ideologismo mágico en la mayoría de los casos.
Los líderes político que se precien de serlo, deben saber que todo espacio social que quede afuera del proyecto que lidera va a conspirar contra su propuesta y mucho más si su modelo incluye solo a unos pocos sectores de su pueblo.   
Los pueblos no juzgan intenciones sino realidades. No me resigno a creer que no haya nada que resuelva nefasta falacia entre “la nueva derecha democratica o la vieja izquierda” seguramente como suele sentenciar la historia, en el medio de estos dos extremos está la respuesta.


VICENTE SCORDAMAGLIA