miércoles, 24 de octubre de 2012

ENTRE LA TENSIÓN DE LA REALIDAD Y EL AGOTAMIENTO DEL RELATO OFICIAL

ENTRE LA TENSIÓN DE LA REALIDAD Y EL AGOTAMIENTO DEL RELATO OFICIAL

Una serie de errores de gestión tensaron hasta el límite la relativa “credibilidad” que existía entre la Presidenta de la Nación y la sociedad. Esta tensión, se expresa en un agotamiento del relato oficial y la verdad que representa. La escalada de episodios que la tuvieron como protagonista central (como nos tiene acostumbrados) en contrapuntos innecesarios entre las sospechas que circulan en el amplio espectro de la opinión pública (inflación, cepo cambiario, restricciones al uso del patrimonio individual, inseguridad, conferencia errática con estudiantes de Harvard y artimañas discursivas destinadas a tapar importantes focos de corrupción o errores de gestión) con relación a distintos temas que hacen a la marcha del “modelo” gobernante, terminaron expresándose en algunas acciones directas por parte de sus protagonistas que dejó sin capacidad de reflejos y poco margen de maniobra a todo el gobierno nacional.

El cacerolazo masivo que se animó a llegar hasta las propias puertas del poder con sus múltiples reclamos (en especial mostrar que la sociedad no le tiene miedo) y la acción decidida de Prefectos y Gendarmes en su legítimo reclamo por sus paupérrimos salarios, comenzaron a dejar al descubierto el desconcierto que subyace en el gobierno nacional sobre algunos temas que solo se intentan tapar con falaces discusiones (para consumo militante) que la población ya no considera relevantes para  las expectativas e intereses de los argentinos.

El embrollo en el que se metió el gobierno (solo y sin ayuda de ningún opositor) con el decreto 1307/12 y su remiendo como respuesta a modo de solución, amenaza a futuro desatar una catarata de conflictos laborales que ubicaron al gobierno (en la mayor contradicción jurídica) como principal empleador en negro y flagrante evasor de las actuales leyes laborales que el propio gobierno le debe exigir al conjunto de los sectores que emplean a la mayoría de los trabajadores argentinos.

Una vez más el gobierno prefiere transformar un episodio de la vida de los argentinos en una batalla épica en su afán de mantener unido el frente interno que lo sostiene. El 7D se suma a la larga lista de batallas libradas en la “guerra santa” empeñada por el gobierno de Cristina. La ley de radiodifusión aprobada en Octubre de 2009 hasta hubiera podido ser mejor apreciada por el conjunto de los argentinos si no lo hubieran transformado en un trofeo de guerra. (Una guerra en la cual los argentinos no participan)  
La ley de radiodifusión, cuando fue pensada por Néstor Kirchner para  equilibrar las voces de los medios fue una buena idea ya que, en ese entonces, los medios representaban el 80% en manos de unos pocos entre ellos Clarín y Nación que hasta ese entonces hegemonizaban el relato; fíjense la paradoja que legitimó una vez más a Perón cuando  en su momento decía: (“En 1955 teníamos todos los medios a favor y fuimos derrocados; en 1973 tuvimos todos los medios en contra y sin embargo ganamos”) en ese entonces verdaderamente la gente creía en el relato del gobierno a pesar de estar en desventaja frente a la corporación mediática, hoy con la ley de medios y luego del 7D como se dio en llamar el plazo de la justicia para que se cumpla en su totalidad el desprendimiento de los grupos hegemónicos, esto es el grupo Clarín-TN, el porcentaje de las voces se terminará invirtiendo casi a la misma proporción, con la diferencia de que la mayoría estará a favor del relato oficial; la conclusión entonces es que a pesar de que el gobierno ocupa la mayoría de los medios a favor, comienza su escala descendente en la credibilidad del relato oficial frente a la opinión pública.

Siempre creí que el peronismo desde su nacimiento fue el generador de los grandes cambios en nuestro país, pero esa historia la contaron sus enemigos, esa parcialidad optimizó las virtudes del movimiento y su líder, en cambio hoy el relato oficial que apabulla la escena mediática, desnuda con brutalidad las falencias del modelo y empequeñece los aciertos de la gestión.
Suele decirse con razón, que las ideas solo tienen la vigencia que le da la llegada de otras nuevas que  mejor se adecuan a la época y a la problemática que están destinadas a resolver.
Definitivamente ocupar todo el relato frente a la opinión pública, terminará siendo una mala idea.


VICENTE SCORDAMAGLIA