viernes, 18 de diciembre de 2020

 

Artículo de opinión

UNA LUCHA CONTRA LA PANDEMIA Y LOS TOTALITARISMOS

POR: Vicente Scordamaglia

 

La principal preocupación de los países sigue siendo la pandemia y sus consecuencias colaterales que conlleva entre ellos, como valor impostergable, la preservación de la vida y la economía como sostén de las instituciones básicas de los pueblos, en su devenir social, económico y político. La prolongada lucha contra la pandemia, (desigual por el desconocimiento que aun se tiene acerca del comportamiento del covid-19) que está aniquilando la voluntad de la especie humana del planeta, consume sin pausa las esperanzas que se tiene en un conjunto de vacunas y junto a ello, en el mismo nivel, la incertidumbre que produce la endeble respuesta en el caso en que, en el corto plazo, no se  encuentre el remedio eficaz que termine con esta verdadera tragedia humanitaria.

 

En este escenario pesimista y bastante desalentador  de las perspectivas humanas de cara al futuro, podríamos decir a su favor  que los esfuerzos por cortar la cadena de contagios son bastante auspiciosos generando expectativas en una buena cantidad de vacunas que alientan la esperanza para que en el mediano plazo la sociedad mundial comience con la inmunización colectiva en pos de alcanzar la tan ansiada normalidad, esto es: ¡la  inmunización de toda la humanidad!   

Dicho esto es oportuno entrarse en algunos aspectos políticos, económicos y sociales.  La mayoría de las naciones comienzan a mostrarse impotentes frente a un ataque prolongado a sus economías y por ende a todo el sistema democrático que no consigue asimilar el impacto de las pérdidas generalizadas. Mientras Trump busca votos hasta en las alcantarillas que alimenten su locura para perpetuarse en el poder, “la mayor democracia de occidente” muestra la punta del iceberg del decadente imperio americano sin saber todavía (después de varias semanas de la votación en EEUU) quien gobierna en la “primera potencia del mundo”.

La evidencia de lo que está en juego entre las distintas concepciones del mundo que sostienen los modelos posibles que aspiran gobernar los pueblos en las próximas décadas, están mostrando todas las cartas en la mesa del “juego” internacional y dejan en claro hasta donde están dispuestas a llegar las potencias y los totalitarios en pos de mantener el poder por tiempo indefinido para alcanzar sus siniestros designios.

Ni la “extrema derecha de Donald Trump ni la extrema izquierda” de Nicolás Maduro ofrecen modelos que despierten alguna esperanza valedera en los pueblos para hacerle frente a los grandes desafíos que afronta la humanidad.  ¿Será la pandemia el enemigo común que oficie ser el catalizador para unir a las naciones que no encuentran soluciones adecuadas a los grandes desafíos de la época? ¿O la incapacidad de la clase dirigencial dejará su huella en un nuevo intento fallido?. Sea lo que fuere que ocurra con el destino de la humanidad lo cierto es que como dice  MARY SHELLEY en su novela “el último hombre”: La voluntad del hombre es omnipotente, esquiva las flechas de la muerte, alivia el lecho de la enfermedad seca las lágrimas de la agonía ¿y qué vale cada ser humano si no aporta sus fuerzas para ayudar a su prójimo?