¿CUAL ES EL PROYECTO
DEL GOBIERNO?
La parálisis en la que ha entrado el
gobierno nacional mantiene en alerta a todas las fuerzas políticas, sociales y
económicas que se preguntan: ¿hacia dónde va la Argentina?. El impulso que lo
caracterizó en los primeros meses de su gobierno parece haber chocado de frente
contra los datos duros de la realidad que son mucho más severos de lo que el
actual gobierno pronosticaba. Con ansiedad de colegiales antes de un examen de
ingreso, los funcionarios del gobierno esperan el auxilio de algunas
inversiones que modifique el actual estado de cosas y así mostrar algo diferente y más tangible que el
dialogo con la dirigencia opositora y los buenos modales que hasta ahora supo
tener, así, el gobierno nacional, se gastó en esos gestos irrelevantes un año
de crédito de su hasta ahora “intrascendente” gestión de gobierno.
Los pocos
logros conseguidos por el oficialismo consistieron en una serie de leyes fundamentales
que pedía enfáticamente para comenzar a gobernar ( el cepo cambiario y el
arreglo con los holdout) esto fue posible gracias a la oposición que facilitó la sanción
de estas leyes que el gobierno entrante consideraba fundamentales para abonar
el ingresos de inversiones proveniente de capitales extranjeros que resultaron ser
a un año de gobierno, medidas exiguas frente a la expectativa planteada por el
oficialismo, situación esta que lo dejó al descubierto de
que ese era su único plan para sacar a la Argentina de su estancamiento estructural.
Claro, dice el dicho popular: ¡con
plata, hasta los inútiles se lucen!
En el otro extremo del escenario
nacional, la tan ponderada rosca política en la que se ve ocupada la oposición,
obedece a un solo objetivo: esmerilar al gobierno y llevarlo a un callejón sin
salida para que tenga que seguir negociando con el parlamento todas las leyes
que pretenda implementar el ejecutivo en el próximo año electoral; así, de esta
manera, ninguna ley le es propia sino del conjunto de las fuerzas políticas que
se atribuyen grandes victorias al cambiar importantes tramos de los proyectos
originales del ejecutivo dejando en el camino (el gobierno digo) inmensas
cuotas de poder que lo están llevando a la elección intermedia del año próximo con
pocas chances para relanzar su proyecto de cambio que hasta ahora, solo quedó
en los enunciados de campaña electoral que lo llevó a la presidencia nacional.
El ejemplo lo tenemos con la tan
bastardeada ley de ganancia que terminó por aislar definitivamente al gobierno
después de que trece bloques consensuaran la ley que finalmente fue votada en
el recinto dejando a la oposición en las puertas de una alianza con grandes probabilidades
de que esos acuerdos parlamentarios pasen a ser en el futuro acuerdos electorales
que complicarían aún más el desarrollo de la gestión macrista.
Es notable como
en este punto el gobierno no evitó que la oposición se alzara con una “victoria”
parlamentaria que se podía haber evitado ya que según los especialistas dicen
que solo se trataba de una diferencia exigua de dinero entre uno y otro
proyecto, pero parece ser que una mala apreciación política envalentonó a
algunos funcionarios del gobierno que creyeron que tenían ganada la pulseada
con solo un acuerdo con los gobernadores de las provincias más importantes.
El
caso es que hoy, el oficialismo, se encuentra en otra encerrona producida por
su propia impericia; si veta la ley, se verá sometido a un incansable
hostigamiento en las calles por parte de la oposición con el argumento de que
las promesas de campaña no son para cumplirlas, solo sirven para ganar
elecciones, pero en el caso de que asuma la decisión de respetar la decisión
del parlamento (como corresponda) no solo dejará a la oposición sin su
argumento favorito sino que además dará testimonios razonables para mostrar que
el “cambio”, ¡empieza por casa!.
VICENTE SCORDAMAGLIA