jueves, 7 de diciembre de 2023

 

Artículo de opinión

Un piloto de tormenta a la derecha

Por: Vicente Scordamaglia

Mientras nos puso a todos a discutir sobre sus aptitudes psicofísicas, Milei en el término de dos años se dedicó a construir un personaje que al día de hoy,no solo le alcanzó para ganar las elecciones presidenciales de Argentina sino que además trascendió  las fronteras de nuestro país.  

Finalmente la figura de un “nuevo político” emerge en medio de tanto barullo y a pesar de los ríos de tinta que se escribieron sobre su  controvertida personalidad lo curioso es ver como en Argentina esto sucede mientras por otro lado esta nueva figura se constituye con el mismo argumento que cuestiona, esto es : en contra de la casta política rodeándose a su vez de personajes que él mismo ha cuestionado, construyendo así, entre lo viejo y lo nuevo, una nueva casta, versión difícil de entender.

Sin prejuicio alguno y con la legitimidad que le otorgan las urnas, Milei avanza en la construcción de lo que parece ser  un gabinete y junto con ello “una clase dirigencial” que por lo que están mostrando a priori, se los ve bastante desconcertados frente a tamaño desafío que tienen por delante.

Esto no se trata de caripelas nuevas, sino y además se trata de ideas nuevas, ideas que emergen con ímpetu e interpelan a todo el sistema democrático general en donde obliga (con relación a las ideas) a interpretarlo todo de nuevo.

Esto no sería así sino fuera que el gabinete que intenta conformar Milei no estuviera viciado de personajes severamente cuestionados; esto quiere decir precisamente querer instrumentar lo mismo que en otros tiempos y esperar mejores resultados.

Parece ser a estaaltura de los acontecimientos un despropósito para todos los argentinos de bien que votaron con la ilusión de acceder a una mejora en su condición de vida.

Además, para ser honestos, debemos señalar que así vista la política argentina,pareciera gritar a viva voz que nada ha cambiado a pesar de que los argentinos le otorguen el mando del gobierno a un nuevo inquilino, algo tan efímero en los últimos tiempos que en el primer descuido ese poder se les escabulle entre los dedos de las manos como un castillo de arena a la espera de ser arrastrado por las fuertes tormentas que les espera seguro transitar.

Digamos entonces una vez más que los poderes instituidos en la Constitución Nacional envejecen sin piedad y no nos dejan tan siquiera una huella por donde seguir construyendo un proyecto que trascienda a los hombres y a las organizaciones políticas.

El desgaste que sufre la figura presidencial apenas alcanza para tener poder no más allá de dos años, luego no alcanza tan siquiera para manejar a su propia tropa. ¿Habrá llegado el momento de avanzar hacia un sistema parecido al parlamentario de manera tal que permita “recambios” que oxigenen al propio gobierno y permita nuevos acuerdos sin dañar el rol que le toque desempeñar al presidente de la nación?

El sistema presidencialista no permite que la figura del presidente (ejecutivo) avance sin tocar al resto de los poderes, esto es: el poder legislativo o el judicial, es más hoy en día avanzan sin ningún miramiento en conservar las reglas ya perimidas.

La justicia cuestionada por toda la sociedad, ha contribuido enormemente al deterioro del sistema político argentino en donde lo único que se ve de estos señores es como cuidan sus intereses.Una sensación de frustración recorre todo el horizonte social político y económico. La confusión, y la incertidumbre dominan el escenario político con un gobierno recién elegido que no aporta por ahora la serenidad necesaria para darle a los argentinos un poco de certidumbre en medio de un caos que parece ser el que domina la escena nacional; si sirve de consuelo mientras resista el castillo de arena bajo el temporal, digamos que: ¡es mejor tener la certidumbre del dolor que el dolor de la incertidumbre! Mientras esperamos con preocupación que el piloto de tormenta domine la situación.