Artículo de opinión
Un piloto de tormenta a la derecha
Por: Vicente Scordamaglia
Mientras nos puso a todos a discutir
sobre sus aptitudes psicofísicas, Milei en el término de dos años se dedicó a
construir un personaje que al día de hoy,no solo le alcanzó para ganar las
elecciones presidenciales de Argentina sino que además trascendió las fronteras de nuestro país.
Finalmente
la figura de un “nuevo político” emerge en medio de tanto barullo y a pesar de
los ríos de tinta que se escribieron sobre su controvertida personalidad lo curioso es ver como
en Argentina esto sucede mientras por otro lado esta nueva figura se constituye
con el mismo argumento que cuestiona, esto es : en contra de la casta política
rodeándose a su vez de personajes que él mismo ha cuestionado, construyendo
así, entre lo viejo y lo nuevo, una nueva casta, versión difícil de entender.
Sin
prejuicio alguno y con la legitimidad que le otorgan las urnas, Milei avanza en
la construcción de lo que parece ser un
gabinete y junto con ello “una clase dirigencial” que por lo que están
mostrando a priori, se los ve bastante desconcertados frente a tamaño desafío
que tienen por delante.
Esto no se
trata de caripelas nuevas, sino y además se trata de ideas nuevas, ideas que
emergen con ímpetu e interpelan a todo el sistema democrático general en donde
obliga (con relación a las ideas) a interpretarlo todo de nuevo.
Esto no
sería así sino fuera que el gabinete que intenta conformar Milei no estuviera
viciado de personajes severamente cuestionados; esto quiere decir precisamente
querer instrumentar lo mismo que en otros tiempos y esperar mejores resultados.
Parece ser a
estaaltura de los acontecimientos un despropósito para todos los argentinos de
bien que votaron con la ilusión de acceder a una mejora en su condición de
vida.
Además, para
ser honestos, debemos señalar que así vista la política argentina,pareciera
gritar a viva voz que nada ha cambiado a pesar de que los argentinos le
otorguen el mando del gobierno a un nuevo inquilino, algo tan efímero en los
últimos tiempos que en el primer descuido ese poder se les escabulle entre los
dedos de las manos como un castillo de arena a la espera de ser arrastrado por
las fuertes tormentas que les espera seguro transitar.
Digamos entonces
una vez más que los poderes instituidos en la Constitución Nacional envejecen
sin piedad y no nos dejan tan siquiera una huella por donde seguir construyendo
un proyecto que trascienda a los hombres y a las organizaciones políticas.
El desgaste que sufre la figura
presidencial apenas alcanza para tener poder no más allá de dos años, luego no
alcanza tan siquiera para manejar a su propia tropa.
¿Habrá llegado el momento de avanzar hacia un sistema parecido al parlamentario
de manera tal que permita “recambios” que oxigenen al propio gobierno y permita
nuevos acuerdos sin dañar el rol que le toque desempeñar al presidente de la
nación?
El sistema
presidencialista no permite que la figura del presidente (ejecutivo) avance sin
tocar al resto de los poderes, esto es: el poder legislativo o el judicial, es
más hoy en día avanzan sin ningún miramiento en conservar las reglas ya
perimidas.
La justicia
cuestionada por toda la sociedad, ha contribuido enormemente al deterioro del
sistema político argentino en donde lo único que se ve de estos señores es como
cuidan sus intereses.Una sensación de frustración recorre todo el horizonte
social político y económico. La confusión, y la incertidumbre dominan el
escenario político con un gobierno recién elegido que no aporta por ahora la
serenidad necesaria para darle a los argentinos un poco de certidumbre en medio
de un caos que parece ser el que domina la escena nacional; si sirve de
consuelo mientras resista el castillo de arena bajo el temporal, digamos que: ¡es
mejor tener la certidumbre del dolor que el dolor de la incertidumbre! Mientras
esperamos con preocupación que el piloto de tormenta domine la situación.