jueves, 10 de junio de 2010

BICENTENARIO UNIDOS EN UN DESTINO COMÚN

BICENTENARIO
UNIDOS EN UN DESTINO COMÚN


Una Nación es “un proyecto sugestivo de vida en común”
Ortega y Gasset


Mientras de a poco se van acallando los ecos del Bicentenario en donde los argentinos salieron a las calles masivamente en busca de la identidad extraviada en los vaivenes de la historia, algunos políticos todavía buscan en los rincones de la Avenida 9 de Julio y sus adyacencias residuos del rédito que supone tener gigantesca movilización, sin entender todavía que ese episodio masivo de libertad popular, sólo pertenece al pueblo argentino.

Como nos enseña la historia de nuestra Nación, cada vez que el pueblo se manifestó masivamente en las calles de la ciudad, lo hizo por intereses precisos de nacionalidad que excedió en todos los casos los límites expuestos por “los organizadores” circunstanciales.

El regreso de la gente, gobierno y oposición a lo cotidiano, en lo que presupone ser la construcción social del día a día, (camino a los próximos cien años de historia) nos sitúa con dramatismo inexorable, en una realidad nacional que por lejos dista de ser una versión idealizada como la que pretendió mostrar el gobierno y que contrasta por lejos con lo que queremos todos los argentinos como Nación.

Por ello se hace necesario comprender el verdadero significado de lo que se intentó exponer ante la sociedad como un apoyo incondicional a los gobernantes de turno.
Etimológicamente “nación” (derivada de nasci en latín) significa un grupo de gente nacida en el mismo lugar y alude principalmente al origen común. La palabra “nación” tiene un significado no sólo geográfico y cultural, sino también político como lo es un conjunto de individuos unidos por vínculos geográficos, históricos y culturales que además se sienten en capacidad de organizarse políticamente en un “Estado”. Se dice entonces con razón, que una “nación” es una comunidad de sentimiento y que se manifiesta de modo adecuado en un “Estado” propio. Invariablemente así, el concepto de Nación nos refiere al poder político, y lo nacional se vincula a la idea de una organización política propia.

En consecuencia cuando se habla de la historia de una Nación, se refiere fatalmente a la integridad de esa historia y no sólo a la que coincide con los intereses particulares de un sector o facción.
Es así entonces que el Bicentenario de la Nación Argentina, constituye la conmemoración de 200 años de historia completa y no sesgada, con sus aciertos y errores, con todas las creencias ideológicas, religiosas; nativos o adoptivos quienes habiendo nacido en otras tierras eligieron esta Nación como propia y lucharon por los mismos intereses, y aún aquellos que se opusieron a la creación de nuestra nacionalidad por ser ellos los sujetos contrarios que se resistieron a las ansias de libertad e independencia que tuvieron por siempre la mayoría de los argentinos.

Sin tomar partido por posiciones partidarias o creencias ideológicas que sí las tengo, debo decir que siempre la responsabilidad es de quien tiene la totalidad de los resortes del poder y en este caso el gobierno de la Dra. Cristina Fernández, dejo escapar en esta conmemoración del Bicentenario de la patria una maravillosa oportunidad para convocar por la unidad nacional a todos los argentinos por igual, dejando atrás viejos desencuentros que sólo son funcionales a los verdaderos enemigos de la patria.
¿Será acaso este gesto de grandeza lo que esperaba el pueblo argentino como regalo para la patria?


Vicente Scordamaglia

1 comentario:

norbertopaez85@yahoo.com.ar dijo...

BICENTENARIO: EL DIA “D”

Algunos “sociólogos” tratan de explicar, quien sacara rédito de todo esto. Como si la sociología fuera una ciencia, al servicio de la encuestocracia.
Esta gente prepaga, más preocupada por hacer canalizar el resultado de la fiesta popular desde sus matemáticas, debería haber usado la ciencia, para ir descubriendo, cómo se producía el fenómeno sociológico, donde la “gente”, dejó de ser denominada gente. La “marea humana” dejó de ser espectadora, para transformarse en protagonista, ella es quién obtuvo el rédito, ella es quién salió fortalecida. Un “ejercito” de tecnócratas ve como la realidad escapa de sus manos , preocupados por “juzgar” pronósticos desde sus oficinas de cristal, una realidad fugaz que no saben, no entienden , pero fundamentalmente no conciben.
Los sistemáticos hombres de las encuestas representan una comedia permanente ; necesitando rellenar su sistema y redondear su horizonte de recelo permanente, deben presentar sus cualidades de “mesura” , quieren aparentar que son sabedores de las costumbres, que de allí nace su “acierto”. Pero, está vez queda demostrado, que se les escapo la tortuga.
Carlos Manuel Fernández