EL DISCURSO DEL
PRESIDENTE
En el pasado todo lo que un Rey debía hacer era lucir respetable en
uniforme y no caer de su caballo. Ahora debemos invadir los hogares de la gente
y consagrarnos con ellos. Esta familia se ha convertido en la más baja de todas
las criaturas, ¡nos hemos convertido en actores!
De la película: El discurso del Rey
El Presidente Macri ha
decidido retornar al centro de la escena política luego de una ausencia
peligrosa. Le bastó para ello realizar un par de entrevistas con algunos periodistas
emblemáticos de nuestro sistema de medios,
que se encargaron de tamizar todos aquellos elementos perjudiciales que
suelen filtrarse del escueto discurso del Ingeniero que termina por confundir
el lenguaje de un coach (arengando a sus equipos a nuevos y más grandes
esfuerzos para alcanzar sus objetivos) por el discurso político del Presidente
de La Nación Argentina. Pero la arenga y el estímulo a un pueblo desprovisto de
ideología (sistema de ideas) no son suficientes para resolver los innumerables
conflictos que padece nuestra sociedad en el ámbito político, en la economía y
en el ámbito social; por ello el Presidente y sus equipos deberían saber (como
dice la Biblia) que no solo de pan vive el hombre y la gente espera encontrar
en el discurso presidencial, sintetizado en consignas políticas, el
diagnóstico, el rumbo político y la estrategia de su gobernante para dirimir
aquellos problemas de difícil solución, mediante una estructura de símbolos y
relatos en donde un líder entabla una relación directa con su pueblo, hecho
éste que se produce en el mismo instante en que el pueblo decidió votarlo para
que administre los recursos del Estado y encare la solución de los problemas
existentes; un ejemplo que ilustra lo que decimos se puede ver en una odiosa
comparación: La ex presidenta Cristina de Kirchner hacía gala de enormes
atributos discursivos, constituyéndose éstos en el eje central de su gobierno y
la forma de hacer política; en cambio el discurso de Macri carece de contenido discursivo
para constituirse en una arenga permanente de voluntarismo colectivo.
Mucho deberá mejorar el gobierno en materia de comunicación
en lo que respecta al “diálogo” que pretende entablar el presidente con el
pueblo para decirle siempre la verdad
como bien dice, seguramente, la nueva Directora de Discurso Presidencial, Julieta Herrera, deberá trabajar
arduamente en ello, sin embargo, déjeme que dude de su eficacia: la forzada
reunión con Marcelo Tinelli y su posterior desenlace de despedida, se parece
mucho más a una “joda” del
empresario implicando al Presidente en una verdadera payasada con sus caras
deformadas, al tiempo que la actual
gestión gubernamental le sigue pidiendo esfuerzos a los argentinos para sacar a
la Nación del estancamiento en que se encuentra. Siempre es bueno recordar que
en materia de política de Estado solo existe
un instante entre la discreción y el grotesco, y de allí otro entre el
cielo y el infierno; por ello conviene recordar un relato más de la película “El
discurso del rey”
Jorge VI: Si soy un rey, ¿dónde está mi
poder? ¿Puedo formar un gobierno, puedo subir los impuestos, declarar una
guerra? ¡No! Y así y todo soy la base de la autoridad. ¿Por qué? Porque la
nación cree que cuando hablo, hablo por ellos. Pero no puedo hablar.
Vicente Scordamaglia
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