Artículo de Opinión
POLITICA, DESIDIA Y TRAGEDIA
Por: Vicente Scordamaglia
Si de dos personas que observan desde lejos una figura, una
dice que es un hombre y la otra que es un caballo, antes de conjeturar que
ninguna sabe distinguir un hombre de un caballo, es válido pensar que vieron un
centauro (a lo más, se podría sostener que como el centauro no existe, se
equivocaron los dos) NORBERTO BOBIO
El año político
comienza a expirar con el acostumbrado maratón legislativo, matizado en este
caso, por la asunción de los nuevos Diputados y Senadores que darán comienzo a
un nuevo ciclo parlamentario. Por las dudas, el gobierno nacional apuró algunas
leyes sensibles para garantizar las reformas que pretende poner en práctica a
partir de marzo del próximo año. Con el envión que le otorgó la ciudadanía en
las recientes elecciones de medio término, el oficialismo pretende consolidar
con ese impulso las bases de las reformas que se propone implementar con el
objetivo de amortiguar el impacto que pegará de lleno en la realidad de los
trabajadores y sus familias.
¿Es necesario abrir tantos frentes a la vez? Pareciera que
sí; el gobierno sabe que cualquier desgaste producido por el ejercicio del
poder y la aplicación de medidas poco atractivas para la población en general,
le impediría conseguir el éxito del proyecto político y social que pretende
instalar el ejecutivo nacional, que, en el mejor de los casos, se vería
obligado a “negociar” gran parte del paquete de medidas fundamentales que
pretende sobre todo en lo que respecta a la reforma laboral y sus consecuencias
sociales. En este sentido luego de sufrir el revés en la cámara de Senadores el
gobierno avanza camuflado por un cepo mediático que hace que las voces disidentes desaparecieran de los medios
de comunicación hegemonizados por el gobierno casi en su totalidad y en favor
de las medidas oficialistas al tiempo que la oposición política sigue
enfrascada en disputas internas para dirimir futuras conducciones que les
permita llegar a las próximas elecciones con algunas chances electorales.
En otro orden de cosas y mientras todo esto sucede, distintos
acontecimientos de carácter casi dramáticos, sacuden nuestra sensibilidad y
ponen a prueba nuestra capacidad de asumir una cantidad de episodios que
requieren un gran sentido de pertenencia y unidad de todos los argentinos para
sobrellevar la adversidad. Sin embargo y mal que nos pese, se impone una
incapacidad manifiesta a la hora de enfrentar y resolver situaciones derivadas
de múltiples sucesos que devienen de nuestra interacción como sociedad, actitud
esta que (se vio en el manejo del caso Maldonado, el Submarino Ara San Juan y
la confusa muerte del joven Rafael Nahuel en Bariloche) está llegando a su
punto límite de exacerbación.
La atomización de nuestra sociedad implica que todos los
episodios de carácter nacional no solo no se resuelven sino que además quedan
sumergidos en un manto de sospecha y confusión alimentando peligrosamente
nuestras divisiones. Mientras los argentinos utilicemos cada tragedia nacional
para reivindicar a nuestros sectores políticos de pertenencia y a aquellos dirigentes
que creemos que nos “representan” será motivo suficiente para seguir embarrando
el camino que nos lleve inexorablemente a la verdad y con ella a la grandeza de
nuestra patria, por el contrario, los argentinos al mirar la realidad seguiremos
sin distinguir a un hombre de un caballo creyendo que la realidad argentina es
más parecida a un centauro.
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