lunes, 4 de diciembre de 2017

POLITICA, DESIDIA Y TRAGEDIA


Artículo de Opinión
POLITICA, DESIDIA Y TRAGEDIA  
Por: Vicente Scordamaglia

Si de dos personas que observan desde lejos una figura, una dice que es un hombre y la otra que es un caballo, antes de conjeturar que ninguna sabe distinguir un hombre de un caballo, es válido pensar que vieron un centauro (a lo más, se podría sostener que como el centauro no existe, se equivocaron los dos) NORBERTO BOBIO

El año político comienza a expirar con el acostumbrado maratón legislativo, matizado en este caso, por la asunción de los nuevos Diputados y Senadores que darán comienzo a un nuevo ciclo parlamentario. Por las dudas, el gobierno nacional apuró algunas leyes sensibles para garantizar las reformas que pretende poner en práctica a partir de marzo del próximo año. Con el envión que le otorgó la ciudadanía en las recientes elecciones de medio término, el oficialismo pretende consolidar con ese impulso las bases de las reformas que se propone implementar con el objetivo de amortiguar el impacto que pegará de lleno en la realidad de los trabajadores y sus familias.
¿Es necesario abrir tantos frentes a la vez? Pareciera que sí; el gobierno sabe que cualquier desgaste producido por el ejercicio del poder y la aplicación de medidas poco atractivas para la población en general, le impediría conseguir el éxito del proyecto político y social que pretende instalar el ejecutivo nacional, que, en el mejor de los casos, se vería obligado a “negociar” gran parte del paquete de medidas fundamentales que pretende sobre todo en lo que respecta a la reforma laboral y sus consecuencias sociales. En este sentido luego de sufrir el revés en la cámara de Senadores el gobierno avanza camuflado por un cepo mediático que hace que las  voces disidentes desaparecieran de los medios de comunicación hegemonizados por el gobierno casi en su totalidad y en favor de las medidas oficialistas al tiempo que la oposición política sigue enfrascada en disputas internas para dirimir futuras conducciones que les permita llegar a las próximas elecciones con algunas chances electorales.

En otro orden de cosas y mientras todo esto sucede, distintos acontecimientos de carácter casi dramáticos, sacuden nuestra sensibilidad y ponen a prueba nuestra capacidad de asumir una cantidad de episodios que requieren un gran sentido de pertenencia y unidad de todos los argentinos para sobrellevar la adversidad. Sin embargo y mal que nos pese, se impone una incapacidad manifiesta a la hora de enfrentar y resolver situaciones derivadas de múltiples sucesos que devienen de nuestra interacción como sociedad, actitud esta que (se vio en el manejo del caso Maldonado, el Submarino Ara San Juan y la confusa muerte del joven Rafael Nahuel en Bariloche) está llegando a su punto límite de exacerbación. 


La atomización de nuestra sociedad implica que todos los episodios de carácter nacional no solo no se resuelven sino que además quedan sumergidos en un manto de sospecha y confusión alimentando peligrosamente nuestras divisiones. Mientras los argentinos utilicemos cada tragedia nacional para reivindicar a nuestros sectores políticos de pertenencia y a aquellos dirigentes que creemos que nos “representan” será motivo suficiente para seguir embarrando el camino que nos lleve inexorablemente a la verdad y con ella a la grandeza de nuestra patria, por el contrario, los argentinos al mirar la realidad seguiremos sin distinguir a un hombre de un caballo creyendo que la realidad argentina es más parecida a un centauro.        

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