miércoles, 11 de abril de 2018

INTERVENCIÓN O UNA NUEVA PROSCRIPCIÓN

Artículo de Opinión
INTERVENCIÓN O UNA NUEVA PROSCRIPCIÓN  
Por: Vicente Scordamaglia

La intervención (o si usted quiere la proscripción) del peronismo, no es algo nuevo en este espacio político. Recordemos que el peronismo, en su génesis política, (exagerando un poco) se podría decir que nació proscripto. Es el pueblo trabajador de aquel 17 de octubre de 1945 quien rescata a su máxima figura de una de las más brutales arbitrariedades de la época que quiso impedir, con falaces argumentos, el ascenso al poder del movimiento político emergente que se disponía incorporar a millones de trabajadores argentinos que se encontraban marginados de una planificación social política y económica y a un proyecto de Nación.

De allí en adelante, el peronismo en todas sus versiones en las que le tocó intervenir a lo largo de nuestra historia electoral, sufrió una sucesión de intervenciones y o proscripciones: Lonardi, Aramburu, Onganía, Videla y ahora Macri, atentaron contra su herramienta electoral (el Partido Justicialista) que le impidió participar libremente en las distintas instancias de nuestra compleja democracia. 
Hoy, igual que ayer, una nueva patraña se cierne sobre la pesada carga que lleva sobre sus espaldas el peronismo junto al pueblo trabajador en la construcción política de la historia nacional, nuevamente se manifiesta con claridad el experimento por métodos antidemocráticos de impedir su participación en las futuras elecciones con candidatos representativos que se presenten como alternativa a las políticas de un gobierno que no se detiene en la destrucción de las conquistas sociales de los trabajadores y los sectores menos favorecidos por este gobierno antipopular.

La célebre jueza María Romilda Servini que manipuló a voluntad e intervino tantas veces al Justicialismo Nacional en nombre de inconfesables argucias, reincide una vez más, con una medida que por lo menos despierta sospechas, nombra como interventor del PJ nacional al dirigente gremial Luis Barrionuevo cercano al gobierno del ingeniero Macri para “normalizar” (así dice) el PJ nacional con la clara intención de impedir su unidad e instalar referentes afines al gobierno nacional para permitir la tan ansiada reforma laboral por parte del gobierno junto a las elites locales que presionan por sacar mejores ventajas en la puja entre (salarios y trabajo) trabajadores y empresarios.

Si el actual interventor Luis Barrionuevo (ufff que feo suena) pretende hacer una gestión creíble, deberá convocar con urgencia a una nueva afiliación masiva y a una pronta elección interna que legitime las nuevas conducciones partidarias a nivel nacional, alejando las dudas creadas hacia esta intervención arbitraria y desmesurada impulsada por la jueza intervencionista, con el riesgo de que con esta medida no resuelva nada dejará como saldo negativo un conflicto interno que ocasionará serias heridas en la democracia partidaria, no solo del Justicialismo si no la de todo el sistema electoral.
Con el mismo argumento, podría aplicar igual procedimiento y realizar la misma operación con otros partidos como el Radicalismo y otros del precario sistema electoral. La maniobra está a la vista y no deja dudas, una vez más la connivencia entre el oficialismo y algunos jueces.

Sin embargo, cada situación ofrece su coyuntura y cada crisis su oportunidad de reconstrucción. Con la nueva crisis provocada por el intervencionismo judicial, el peronismo es capaz de salir fortalecido reconstruyendo un partido renovado, que le permitirá asumir los nuevos desafíos que quedan por delante en nuestro país ofreciendo una nueva dirigencia creíble y representativa.
Una verdadera democracia partidaria y representativa exige, y esto es cierto, partidos renovados y no sellos habitados por inútiles al servicio del poder de turno con el consecuente deterioro a la democracia electoral y a todos los argentinos, por ello rescato este concepto que Juan Perón defendiera como valor fundamental de todo su pensamiento:

La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo.    

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