Artículo de opinión
Por: Vicente Scordamaglia
Las sociedades son constructos sociales. Por cultura entiendo
un conjunto de creencias y valores que dan forma, alientan y motivan el
comportamiento de las personas. Manuel Castell
La batalla
principal que libra “el mundo moderno” es ante todo una batalla cultural; la
misma se está produciendo hoy en día entre los medios tradicionales de
comunicación y las redes sociales que se han expandido en los últimos años como
un poder ilimitado. El fácil y libre (por ahora) acceso a estas ultimas por parte de la
sociedad civil, las ha transformado en la principal herramienta de poder entre,
las tendencias universales que guían su accionar a través de los flujos de
información que circulan en un constante devenir de lo que acontece en el
mundo, y las redes sociales que no solo son una fuente de información
permanente, sino que además son mecanismos de comunicación en sí mismos con la
ventaja comparativa que estas operan en el mundo globalizado en tiempo real,
siendo la representación más cercana que tienen las gentes de todo el mundo por
ser ellos mismos (los usuarios) quienes proveen su contenido concreto; es por
ello que los centros de poder mundial, comenzaron a operar sobre las redes
sociales en forma constante saturando los espacios sociales en la mayoría de
los casos con torrentes de información falsa o capciosa con intenciones claras
de deformar la realidad tal cual es.
Si esto es así, un peligro inminente
se cierne sobre la columna vertebral de las grandes corporaciones mediáticas
que hasta ahora habían dominado el escenario de las comunicaciones a escala
planetaria; este argumento es fácil de comprobar ya que el mayor flujo de la
información global que utilizan los medios de comunicación es provista por las
redes sociales más populares como Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp y
otras.
Estas poderosas redes sociales que
han ocupado gran parte de nuestra vida en sociedad, dan cuenta de lo que sucede
en el mundo con una vorágine diaria de acontecimientos que saturan la capacidad
de bloqueo, análisis y filtro que puedan tener los receptores de los mismos;
son capaces en este sentido por sí solas de hacer colapsar los grifos de la
información que allí circula en tiempo real y en la mayoría de los casos por lo
que se ve todo sucede sin tener instrumentos capaces para poder verificar la
veracidad del emisor en una suerte de competencia virtual acerca de lo que
ocurre en el mundo en general y en nuestro país en particular.
Es evidente que nuestras vidas no son
las mismas de antes, sobre todo después de la expansión de las redes sociales.
La forma de vincularnos, la de amar, la de educarnos, la de re-producirnos y la
de profesar nuestras creencias, han cambiado vertiginosamente provocando un
verdadero caos en nuestros sistemas de creencias proyectándose hacia los
sistemas de producción, que como consecuencia de ello modificó las formas de
construcción de nuestras sociedades a partir de que nuestra cultura se está
reconfigurando continuamente construyendo en la actualidad sociedades virtuales
que dependen y operan a su vez de una red gigantesca de interconexión, sin
perjuicio de quien queda adentro o afuera del nuevo sistema universal.
Una frase emblemática define la
sociedad red: ¡si no estás en Facebook no existís! Esta definición ejemplifica
una realidad sumamente controvertida. Esto da cuenta que la mayor parte de
nuestra vida activa está determinada por conexiones virtuales que establecemos
a diario dentro mismo de las redes sociales sin que estas alcancen por ahora la
categoría de vínculos humanos; es verdad, en este sentido podemos decir que
fuera de ellas, solo existe un pequeño espacio por donde circula nuestro mundo
interno, es decir el pequeño espacio privado que antes era el verdadero
motivador de nuestros vínculos humanos que cada vez más son colonizados por
redes que solo ofrecen conexiones virtuales en donde el maniqueísmo es
absoluto: o se es amigo o enemigo, en el medio ya no queda nada.
El correlato entonces es la frase que
cierra la conexión virtual: ¡te elimino!.
La forma en que nos hacemos de amigos
y enemigos en la sociedad red está tan desprovista de empatía que ésta, perdió
su campo de acción por donde pueden desarrollarse los vínculos humanos
configurando así sociedades redes donde solo existen puras
conexiones virtuales.
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