SOLO SE TRATA DE
COMPRENDER
¿Comprender es
justificar?
Pese a quien le pese Cristina Fernández de Kirchner se dispone a
retirarse del gobierno (al menos así parece) con todo su poder intacto. Es más,
hasta se podría decir que conserva niveles de aprobación más altos que los
propios candidatos que aspiran a sucederla. La demostración de poder realizada
en la semana de mayo, la obcecada decisión de seguir aprobando leyes en beneficio propio, sumado a los últimas
anuncios de transformar en ley el derecho universal por hijo, (reclamado hasta
por la oposición) muestran al oficialismo, con una capacidad intacta de
movilización (como en los albores de su dinastía) y una vocación para conservar
la iniciativa política en todos los niveles de decisión de su gobierno,
demostrando así, que todavía es capaz de hacerlo en pleno ejercicio de todas
sus facultades.
Ya me he ocupado extensamente a
través de distintos artículos de ser un crítico implacable de este gobierno y
su modo de construir poder, señalando yerros u atropellos en su acción de
gobierno, desafiando o ignorando al resto de los poderes de nuestra precoz
democracia que se encuentra en un punto de inflexión, al elegir en apenas unos
meses, un recambio presidencial que puede cambiar el escenario nacional por los
próximos veinte años; es hora entonces, de hacer con la misma severidad, un
balance de aquellas cosas realizadas por este gobierno y que nadie hasta ahora las ha realizado (salvo el propio
Perón en su tiempo) en beneficio de vastos sectores de nuestra sociedad necesitados
de elementos básicos insatisfechos.
Pese a quien le pese, el
argentino medio sabe que este gobierno se ocupó de algunos de sus principales
problemas, como son, el trabajo y sus paritarias, el derecho universal por
hijo, planes para los sectores más postergados
de la sociedad, políticas de derechos humanos y derechos para las minorías
postergadas, jubilaciones un poco más dignas y para los que tienen mejores
ingresos como los sectores medios de la sociedad: el auto cero kilómetro, dos
vacaciones por año en nuestro país o en el extranjero, equipamiento tecnológico
personal y familiar como los teléfonos móviles, computadoras, televisores de
última generación y artículos de la llamada línea blanca (cocinas, lavarropas,
heladeras) además, estos sectores, gozan de una buena capacidad de ahorro que
muestran porcentajes récords de compra de dólares para atesorar (495.277.677
millones de dólares según la AFIP )
en el mes de mayo, y así podríamos seguir un rato largo enumerando muchas cosas
que hacen al mejoramiento de la calidad de vida del pueblo en su conjunto. Todo
esto y otras, se ha dado en llamar por los críticos, como el efecto consumista
de la sociedad argentina, sin advertir que nuestro pueblo (y en especial las
numerosas capas medias de nuestra sociedad) tiene una alta expectativa de vida
que no es lo mismo, lo cierto es que, objetivamente, Argentina muestra todavía
niveles de vida altos con respecto a otros pueblos de la región y mucho más si
se lo compara con el pasado inmediato de nuestro país (año 2001); en este
sentido, si analizamos desprendidos de intereses ideológicos nos daremos cuenta
también que el alto porcentaje de adhesión que tiene este gobierno por parte de
los jóvenes de entre veinte y treinta y cinco años es debido a que cuando
intentaron incorporarse al mercado laboral, no conseguían trabajo o si lo
había, se trataba de trabajo precarizado, en ese entonces, esta generación,
tenía apenas veinte años, como vemos, ese recuerdo es muy fuerte a la hora de
defender intereses legítimos ya que muchas parejas jóvenes que se constituyeron
como familia en los últimos doce o quince años tienen al respecto una vivencia
mucho más fuerte que una comprensión teórica de los acontecimientos.
Es verdad que priorizar todos
estos logros y este despliegue fenomenal de recursos económicos (mucho de ellos
a través de subsidios) se fueron realizando a expensas de postergar otros
problemas no menos serios que padece nuestra sociedad como la inseguridad, el
narcotráfico, la corrupción, crisis energética y otros males endémicos que no
se los podemos endilgar todos a este gobierno ya que tienen larga data en
nuestra sociedad, en todo caso, si usted quiere, el gobierno es responsable de
no haber hecho nada por resolverlos.
Este conglomerado de medidas que
pueden ser cuestionadas por cierto, es el núcleo central de la política de un
gobierno que priorizó contener primero a los sectores más vulnerables de la
sociedad que venían siendo golpeados y abandonados (por los sucesivos gobiernos
de todos los signos) a su suerte por las distintas crisis económicas del pasado;
recordemos, que el conjunto de estos sectores, deambulaba por las calles de la
ciudad y rutas argentinas en demanda de solución a sus necesidades básicas
insatisfechas haciendo peligrar en todo momento, la incipiente gobernabilidad.
Al mismo tiempo, el gobierno de los Kirchner, eligió fortalecer el mercado
interno estimulando a la gran clase media que posee nuestro país, con el claro
objetivo de que se produzca un despliegue de recursos económicos en el mercado
interno para favorecer (a través de la demanda) a la industria, el comercio y
la producción, generando nuevos puestos de trabajo que redundaron en un círculo
virtuoso de la economía en general del cual, todos los sectores de nuestra
sociedad, fueron alcanzados por alguno de estos beneficios.
Ahora bien, como síntesis de un
escueto e imperfecto análisis, diremos que el gobierno nacional posee un plus
por sobre el resto de las fuerzas políticas, esto es, un fuerte liderazgo
político, sectores que apoyan incondicionalmente su conducción y sus manejos
con una fuerza de movilización territorial e institucional organizada con
capacidad decisoria a la hora de implementar políticas o realizar operaciones destinadas a imponer sus
decisiones por sobre las del resto de las fuerzas políticas en pugna que
disputan el poder en nuestro país, por lo que no es de esperar, que este
gobierno y su gente se vayan a su casa después del recambio presidencial y así
solo esperar; mucho más aún, si lo que se espera que suceda, la presidenta
tendrá una participación decisiva en el armado del próximo gobierno que en su
defecto condicionará al próximo, sea éste del
signo que sea. Quizás, deberíamos agregar aquí, que los Kirchner
mantuvieron a raya a todos aquellos factores de poder (militares, sindicales,
económicos y medios de comunicación) que históricamente ejercían una hegemonía
absoluta en favor de sus intereses de facción o sector.
Mientras escribía este artículo,
fui sorprendido por el anuncio de la incorporación de Zannini a la fórmula
presidencial de Daniel Scioli ; la sorpresa no fue que Scioli tuviera un
vicepresidente en la formula(obvio) sino
que la sorpresa era quien sería ese personaje y en este caso se me ocurre que
la figura de Zannini representa, en caso de que gane esta fórmula presidencial,
la presencia de Cristina en el próximo
gobierno y en el poder. Todo este acontecer, no hace otra cosa que ratificar
mis dichos en los distintos artículos de los últimos dos años cuando venía
diciendo que alguna de estas situaciones posibles podía prosperar.
En el otro extremo del tablero
político, (el espacio opositor) y en el transcurso de los últimos meses, los candidatos mejor posicionados para
“representar” las distintas expectativas de los votantes opositores e independiente,
se ven sometidos al ataque especulativo de algunas operaciones de desgaste
producido por operadores del gobierno y por la acción incisiva de las encuestas
(con una población sensible a ellas que los mantiene en el sube y baja) para
impedir acuerdos entre ellos que posibiliten presentar un frente único como
alternativa para oponer al gobierno nacional. Todo este armado debería de
haberse logrado consensuando una única fórmula que obligue a los candidatos del
gobierno a una segunda vuelta donde seguramente perderían las elecciones venideras. En este sentido, las encuestadoras vienen
cumpliendo un rol decisivo al instalar en tiempo preciso y real, a
aquellos candidatos que de por sí solos
no hubieran podido visibilizarse en el poco tiempo que resta hasta el cierre de
acuerdos partidarios.
Los intereses de la política y
sus dirigentes de cara a las próximas elecciones, están configurando un
escenario difícil de definir para el ciudadano de a pie. A decir verdad, en el
tiempo que resta de aquí a las próximas elecciones, no se ve un solo candidato
que privilegie los intereses de los ciudadanos que aspiran a representar por
sobre los intereses personales de estos; en ese devenir, se los ve como nunca
antes se ha visto, moverse de un espacio a otro sin ningún tipo de prejuicio
moral, ideológico o partidario que le impida cerrar acuerdos en busca de una
mejor performance para mantener su nivel competitivo con el claro objetivo de
perpetuarse en el poder.
Esta metodología hasta ahora
encubierta de la política argentina, nos muestra descarnadamente una ruptura
profunda de valores que unos pocos venían sosteniendo con mucho esfuerzo a
través de lealtades personales que por lo menos conservaba algunos signos de
recuperación del nivel moral y ético de la política argentina; sin embargo, el
espectáculo cotidiano de la vida nacional nos muestra lo contrario, el todo
vale es la regla, la deslealtad su mejor herramienta y el dinero su único
valor. En este cambalache de la modernidad que se ventila cotidianamente por
las pantallas de la televisión, los personajes que más se destacan son aquellos
que rompen con las barreras morales
sintiéndose “libres” de toda atadura moral, avanzando sin cesar hacia la
conquista de su único objetivo, el dinero y el poder.
Para concluir digamos que el
futuro inmediato de Argentina no se visualiza con la suficiente claridad que
debería faltando tan poco para el recambio presidencial. En una dispersión de
la voluntad de los votantes luego de las PASO entre el frente para la victoria,
el frente renovador y el pro (dicen los más optimistas del gobierno) los
dejaría ante la posibilidad de ganar en primera vuelta si consiguen sacar el
10% más por sobre los otros dos contrincantes. Si el próximo gobierno,
cualquiera sea este, no alcanza una contundente legitimidad, Argentina puede
quedar atrapada en una descomunal lucha por el poder convirtiendo a la
democracia Argentina en un laberinto sin salida.
Lo cierto de todo esto es que una
preocupación se instaló en la conciencia de los argentinos; ¿qué ocurriría si
el triple empate de Santa Fé se
repitiera a nivel nacional?
VICENTE SCORDAMAGLIA
1 comentario:
MUY CLARO EL ANÁLISIS, COMO SIEMPRE.
COMPARTO CASI TODO. ME PARECE QUE UN ESCENARIO PARECIDO AL DE SANTA FE NO SE VA A DAR. EL FRENTE PARA LA VICTORIA SERÁ TRINFADOR EN LAS PASO Y EN LAS GENERALES.
UN ABRAZO GRANDE
Publicar un comentario