viernes, 15 de mayo de 2015

LA ENCRUCIJADA ELECTORAL

LA ENCRUCIJADA ELECTORAL

LA RENOVACIÓN EN SU LABERINTO
Los dirigentes que tuvieron a su cargo el armado de un espacio renovador en la ciudad autónoma de buenos aires (CABA) no estuvieron a la altura de los acontecimientos y como consecuencia de ello, han fracasado rotundamente en su objetivo. Estos, a quienes Sergio Massa encargó el armado de un frente renovador para competir por la jefatura de gobierno y así potenciar su candidatura presidencial, no solo no fueron capaces de convocar a un candidato representativo para los porteños, sino que, además, dispersaron a todo el arco opositor peronista e independiente que tuviera alguna expectativa en que se pudiera armar un espacio acorde con lo que el común de los porteños estaba esperando. 
Un grupo de dirigentes añejos, desprestigiados frente a la opinión pública porteña, camuflados una vez más en distintas estructuras partidarias como son algunos partidos políticos que de ello solo pueden exhibir el sello y ninguna representatividad electoral, intentó ponerse una vez más por delante de los intereses de los ciudadanos cometiendo los mismos atropellos  del pasado que los llevó a quedar una vez más, lejos de la consideración de la gente. Fueron más importantes sus propios intereses que las expectativas de los potenciales votantes en un distrito, que si bien no aporta un número decisivo de votos, pero si es la vidriera nacional que marca la tendencia de las grandes ciudades del país.
Por otro lado (y esto me duele decirlo) en el otro extremo generacional, un grupete de nuevos dirigentes, inexpertos, arrogantes y soberbios irrumpieron en el escenario porteño creyendo que por el solo hecho de ser jóvenes se ganarían (mágicamente) la representatividad de la gente, dilapidando en el mejor de los casos la oportunidad que muchos de ellos estaban esperando para buscar suplantar con mejores valores personales (que la generación que la precedió) establecer nuevos vínculos con los ciudadanos de la ciudad capital, la construcción de una verdadera renovación de ideas, de prácticas y dirigentes más probos.
Estos jóvenes portando tan solo su estado generacional (estado natural en un momento temporal de la vida que no constituye un valor en sí mismo) se presentaron en la política de la ciudad autónoma de Buenos Aires, convocando sin ningún argumento valedero más que el de ser nuevos en la política (como si eso los eximiera de todo pecado)  apelando tan solo el nombre de Sergio Massa, para promover así un proceso renovador en la ciudad. En esa carrera contra el tiempo para formar una dirigencia nueva más creíble, se mimetizaron con sus antecesores repitiendo prácticas, discursos y deslealtades múltiples, que no les permitió diferenciarse (desconociendo que la CABA es el distrito más complejo del país) de ellos, completando así el descalabro actual de las expectativas transformadoras. Ambas franjas de los límites generacionales de la política “renovadora” de la CABA se asociaron para construir un sonoro fracaso y contribuir así, a la crónica de un final anunciado.
Ambos segmentos del frente renovador, cometieron el mismo traspié a la hora de exponerse de cara a los ciudadanos porteños, no les importó pensar que la renovación no es solamente un cambio de caripelas más o menos “bonitas” sino que lo importante de una verdadera renovación son los cambios de contenido de la política acompañados con valores personales en los cuales la ciudadanía se pueda identificar antes de depositar su confianza en una candidatura.
De este modo, la mediocre participación (con un candidato de emergencia como fue el economista Guillermo Nielsen) en las elecciones internas (PASO) con apenas el 0,9 % de los votos, lesionó seriamente el futuro del candidato presidencial Sergio Massa que buscó como recomponer su imagen para tener alguna chance de cara al futuro con dos acciones simultáneas, la primera: relanzar su candidatura en el acto de Vélez (para mostrar que no ha perdido poder de convocatoria frente a la gente) y la segunda el armado de un frente más amplio (Unidos por Una Nueva Argentina (UNA))junto a un dirigente histórico del Peronismo Nacional como lo es Juan Manuel De La Sota.
En este sentido es importante señalar que esta no es una elección intermedia como lo fue la que catapultó la figura de Sergio Massa como candidato a diputado nacional y eventual presidenciable, en ese caso la renovación en cuestión se pudo dar el lujo de experimentar una serie de operaciones que redundaron en potencial beneficio a futuro, escondiendo bajo la alfombra las impurezas de algunos dirigentes; esta, es una elección presidencial que se supone cambiará el rumbo (al menos eso cree la mayoría) y el modelo de país que hegemonizó el Kirchnerismo en los últimos doce (12) años y que pretende seguir monopolizando aun fuera del poder, por tanto, aquel que aspire a su remplazo deberá contar no solo con los atributos personales indispensables sino además el coraje necesario de enfrentar cualquier contratiempo minimizando yerros políticos que mellen las aspiraciones presidenciales de los dirigentes que están en la oposición.

CANDIDATOS EN EL SUBE Y BAJA
Si el supuesto que acabamos de describir es el correcto, veamos con atención como se va configurando el escenario electoral para los otros candidatos de esta contienda presidencial.        Es indudable que el ascenso del ingeniero Macri luego del rotundo triunfo de la CABA lo colocó en una mejor situación que la que ostentaba antes de las PASO porteñas, la expectativa generada promovió la toma de posición inmediata de algunos dirigentes nacionales y provinciales que potenciaron su candidatura ubicándolo como el principal candidato opositor al gobierno nacional; la construcción del PRO en ese sentido, avanza en popularidad pero todavía no logra una consolidación a nivel nacional de su figura y mucho menos su estructura partidaria teniendo que realizar una serie de alianzas con otros partidos locales según la fortaleza distrital que estos tengan. 
Sin embargo en este sube y baja de los candidatos presidenciales que han logrado instalarse en el escenario electoral, nadie tiene la verdad revelada con respecto al momento histórico que vive nuestro país que, a decir verdad, es harto más complejo de lo que muchos creen. Si como se desprende del discurso de la Presidenta de la Nación con respecto a la bajada de sus propios candidatos que no miden, pareciera entonces expresar una segura resignación a volcarse por el que más mide de todos ellos, en este caso es el propio Daniel Scioli, configurándose entonces, un verdadero dilema electoral a la que parecía ser una segura polarización entre el gobierno (con Daniel Scioli candidato) y el opositor elegido por Cristina el ingeniero Mauricio Macri. Si esto es así, los más entusiastas del gobierno apostarían a sostener a Sergio Massa (a pesar de que cada día que pasa se debilita frente a los otros dos oponentes) en las PASO para intentar ganar en las elecciones nacionales en primera vuelta esperando sacar una diferencia con respecto al segundo de más de un 10% de los votos.
Lo cierto de todo esto es que, cualquiera sea el resultado electoral y gane un candidato oficialista u opositor, el futuro político nacional no será un lecho de rosas por donde transite la democracia argentina en busca de un futuro mejor, más bien lo que se visualiza es una feroz lucha por el poder entre el candidato que gane y el Kirchnerismo que intentará marcar la agenda en todos los ámbitos de la nación con la clara intención de un retorno al poder en el menor tiempo posible.

LA CICUTA PARA EL JUEZ FAYT                            
Ahora bien, pero si todas estas especulaciones favorecen al gobierno ¿por qué entonces el juez de la corte Carlos Santiago Fayt se transformó en el enemigo número uno del Kirchnerismo? La respuesta se cae de maduro: es por tener el control del tribunal que entiende en las principales causas judiciales del país que involucra a más de un dirigente del gobierno (anqe familia) que gobernó la Argentina durante doce años; esto es más o menos así: si el gobierno controla la corte, le da lo mismo quien gane las próximas elecciones ya que controlaría la principal herramienta que le quedaría a la oposición y en el peor de los casos a su propio candidato, de avanzar sobre eventuales juicios de corrupción que involucra al gobierno actual y sus ministros. El gobierno no quiere dejar nada al azar antes de irse, dejar las condiciones institucionales favorables para un pronto retorno al gobierno, es su objetivo principal ya que, pretende con todas estas reformas de fondo condicionar al próximo gobierno, aún desde el llano, para luego si fuera necesario con una diligencia administrativa hacerse de nuevo con el poder. 


VICENTE SCORDAMAGLIA

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