martes, 9 de febrero de 2016

LA METÁFORA DEL CAMBIO

LA METÁFORA DEL CAMBIO
"Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo"
León Tolstoi

Ni en la campaña electoral ni ahora, en el gobierno nacional nadie ha podido explicar con claridad cuál es el cambio que se pretende implementar en nuestro país, mucho menos cuál es el costo y quién lo debe pagar. Es claro que quien tiene que dar cuenta de este interrogante es el propio gobierno de Mauricio Macri quien fue el que instaló la consigna y que por ello le abrió la expectativa a la mayoría del electorado afín a un cambio de gobierno. Ni la actitud, ni la práctica política, ni los resultados parecen ser producto de un cambio político, por el contrario es más de lo mismo y más de lo que se esperaba. Si juzgamos que algunas cosas que se realizan en el gobierno actual parecen estar destinadas a crear mayor incertidumbre y como consecuencia mayor irritación entre los argentinos, la conclusión es que no están creando condiciones políticas que fortalezcan la paz social, hasta algunos comunicadores comienzan a decir que los muchachos de Macri se dedican a aumentar la “grieta”, algo que puede ser peligroso en tanto la nueva administración no esté en condiciones de dar respuestas contundentes para resolver los grandes problemas que tiene nuestro país. Los buenos modales y atender con deferencia a la prensa, no son cambios suficientes para tamaño problema que padece la Argentina; la actitud de algunos funcionarios a la hora de contribuir con mesura a la paz social, parece habérseles perdido en los despachos junto a otras promesas en el fragor de la lucha del nuevo gobierno enfrascado en la lucha de poder.  

Es loable ver al nuevo gobierno creando las condiciones favorables para que los capitales encuentren en Argentina condiciones óptimas para sus inversiones y así crear nuevas fuentes de trabajo, pero mientras esta hipótesis produzca resultados concretos el gobierno no puede someter al pueblo trabajador a que sean éstos quienes financien semejante transformación.
En este contexto es poco creíble la consigna hambre cero, sobre todo cuando se está pensando en que el Estado no puede seguir manteniendo a miles de empleados públicos y se procede a despidos masivos que ni siquiera gobiernos militares se animaron a ejecutar. La contradicción en este sentido es notable cuando se piensa que los que están más abajo en la escala salarial financien el hambre cero de miles de desocupados que este gobierno viene produciendo desde que asumió. 

Creo que el cambio fundamental que espera la mayoría de los argentinos tiene que ver con cómo cambiamos una lógica perversa que históricamente sometió a los países “emergentes”, al darle a los capitales todas las facilidades para que éstos inviertan sin que asuman ningún riesgo posible y por el contrario todo el sacrificio corra por cuenta de los trabajadores. Desde el mes de Noviembre del 2015 que los empresarios aplaudidores de nuestro país vienen haciendo colchón con los precios, ¿no sería un gran cambio obligarlos a retrotraer los precios a esa fecha en vez de querer mezquinar los porcentajes de las paritarias de los trabajadores?   ¿no sería un gran cambio primero generar fuentes de trabajo genuinas antes de generar un nuevo ejército de desocupados?  ¿no sería un gran cambio tener un gesto histórico en donde el gobierno comience a fijar prioridades por las necesidades que tienen los argentinos y estableciendo así reglas claras a los inversores en vez de ser tan serviles y pusilánimes?.

Todo gobierno del signo político que sea, cuando asume la máxima responsabilidad de gobernar los destinos de la Nación, lleva impreso en su concepción, los valores de la defensa de los intereses nacionales fijando prioridades entre las necesidades, las expectativas y los sueños de su pueblo, si esto no es así, un nuevo camino de incertidumbre acompañará los ideales de los argentinos.


VICENTE SCORDAMAGLIA

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