"Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie
piensa en cambiarse a sí mismo"
León Tolstoi
Ni en la campaña electoral ni ahora, en el gobierno
nacional nadie ha podido explicar con claridad cuál es el cambio que se
pretende implementar en nuestro país, mucho menos cuál es el costo y quién lo
debe pagar. Es claro que quien tiene que dar cuenta de este interrogante es el
propio gobierno de Mauricio Macri quien fue el que instaló la consigna y que
por ello le abrió la expectativa a la mayoría del electorado afín a un cambio
de gobierno. Ni la actitud, ni la práctica política, ni los resultados parecen
ser producto de un cambio político, por el contrario es más de lo mismo y más
de lo que se esperaba. Si juzgamos que algunas cosas que se realizan en el
gobierno actual parecen estar destinadas a crear mayor incertidumbre y como
consecuencia mayor irritación entre los argentinos, la conclusión es que no
están creando condiciones políticas que fortalezcan la paz social, hasta
algunos comunicadores comienzan a decir que los muchachos de Macri se dedican a
aumentar la “grieta”, algo que puede ser peligroso en tanto la nueva
administración no esté en condiciones de dar respuestas contundentes para
resolver los grandes problemas que tiene nuestro país. Los buenos modales y
atender con deferencia a la prensa, no son cambios suficientes para tamaño
problema que padece la
Argentina ; la actitud de algunos funcionarios a la hora de
contribuir con mesura a la paz social, parece habérseles perdido en los
despachos junto a otras promesas en el fragor de la lucha del nuevo gobierno
enfrascado en la lucha de poder.
Es loable ver al nuevo gobierno creando las
condiciones favorables para que los capitales encuentren en Argentina
condiciones óptimas para sus inversiones y así crear nuevas fuentes de trabajo,
pero mientras esta hipótesis produzca resultados concretos el gobierno no puede
someter al pueblo trabajador a que sean éstos quienes financien semejante
transformación.
En este contexto es poco creíble la consigna hambre
cero, sobre todo cuando se está pensando en que el Estado no puede seguir
manteniendo a miles de empleados públicos y se procede a despidos masivos que
ni siquiera gobiernos militares se animaron a ejecutar. La contradicción en
este sentido es notable cuando se piensa que los que están más abajo en la
escala salarial financien el hambre cero de miles de desocupados que este
gobierno viene produciendo desde que asumió.
Creo que el cambio fundamental que espera la mayoría
de los argentinos tiene que ver con cómo cambiamos una lógica perversa que
históricamente sometió a los países “emergentes”, al darle a los capitales
todas las facilidades para que éstos inviertan sin que asuman ningún riesgo
posible y por el contrario todo el sacrificio corra por cuenta de los
trabajadores. Desde el mes de Noviembre del 2015 que los empresarios
aplaudidores de nuestro país vienen haciendo colchón con los precios, ¿no sería
un gran cambio obligarlos a retrotraer los precios a esa fecha en vez de querer
mezquinar los porcentajes de las paritarias de los trabajadores? ¿no sería un gran cambio primero generar
fuentes de trabajo genuinas antes de generar un nuevo ejército de
desocupados? ¿no sería un gran cambio
tener un gesto histórico en donde el gobierno comience a fijar prioridades por
las necesidades que tienen los argentinos y estableciendo así reglas claras a los
inversores en vez de ser tan serviles y pusilánimes?.
Todo gobierno del signo político que sea, cuando
asume la máxima responsabilidad de gobernar los destinos de la Nación , lleva impreso en su
concepción, los valores de la defensa de los intereses nacionales fijando
prioridades entre las necesidades, las expectativas y los sueños de su pueblo,
si esto no es así, un nuevo camino de incertidumbre acompañará los ideales de
los argentinos.
VICENTE
SCORDAMAGLIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario