lunes, 12 de junio de 2017

GOLPEAR AL CORAZÓN DE LA POBREZA

GOLPEAR AL CORAZÓN DE LA POBREZA

Cinco millones seiscientos mil (5.600.000) chicos pobres de los cuales un millón trescientos mil (1.300.000) se encuentran en estado de indigencia, (datos estos suministrados por UNICEF Argentina) son datos que no solo deben avergonzarnos, sino que nos debería golpear lo suficientemente fuerte en nuestra conciencia como para que no sigamos escondiendo esta penosa realidad debajo de la alfombra.
Sin pérdida de tiempo tenemos que involucrarnos todos, no solo la clase política y exigirle al actual gobierno que tome las medidas necesarias, si no que se convoque a todos los argentinos a promover una verdadera cruzada  “vergonzante” que disponga los medios necesarios para que toda propuesta  emanada de cualquier espacio político que pretenda competir en futuras elecciones, comience por  resolver las necesidades más extremas de estos argentinos en estado de riesgo inminente, trabajar con todas las instituciones políticas y sociales para buscar el mayor consenso con el propósito de sancionar una ley con carácter de urgencia para que erradique la pobreza extrema (y estructural) de nuestro país.

No lo estoy planteando para que se tome como el enunciado de las plataformas partidarias, sino como la urgente necesidad de tomar las medidas necesarias para combatir este flagelo que está diezmando a una generación de niños en Argentina. Nuestra sociedad no puede mirar para otro lado cuando nuevamente en nuestra patria se violan los derechos de los más vulnerables, en este caso millones de niños que no tienen lo elemental para subsistir o poder  desarrollarse dignamente; sin demora esta atrocidad que nos interpela como seres humanos, debe ser tomada por todos los argentinos (bien nacidos) como la gran causa nacional que encare y resuelva de una vez y para siempre para sacar de la pobreza a tantos niños que sufren a diario las consecuencias del abandono y la indiferencia de todos que por indolencia y falta de sensibilidad estamos condenando a un genocidio infantil como no se ha visto nunca en la historia de nuestro país; mucho menos se puede justificar semejante latrocinio con la capacidad que tiene la Argentina para alimentar a todo el continente  americano y gran parte de la población mundial.

Dar respuesta inmediata a este flagelo y tomarlo como la gran causa nacional, puede significar el comienzo de la reconciliación de una nación que quiere mostrarle al mundo (y a sí misma) que es capaz de encarar los grandes desafíos de la época resolviendo las necesidades más urgentes, aquellas que nos angustian y nos denigran como sujetos sociales pretendiendo ser parte de una sociedad “civilizada”.

Esta situación no se puede seguir tomando como argumento que esgrime la política para sacar ventajas electorales, son vidas humanas que están en situación de riesgo extremo, y por tanto la política debe responder por este desinterés hacia el sufrimiento de tantos hermanos; no se puede pedir el voto de la sociedad sin responder por esta tragedia, menos creer que los capitales extranjeros vendrán a resolver nuestro fracaso.

Naturalizar la pobreza de millones de niños es condenarlos a una vida miserable y sin retorno para empujarlos criminalmente a las legiones de los condenados de la tierra.   


VICENTE SCORDAMAGLIA

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