Artículo de opinión
BUENAS INTENCIONES Y TENSIONES POR VENIR
Por: Vicente Scordamaglia
La campaña presidencial de 2019 se ha
iniciado llena de deseos y buenas intenciones (de toda la clase política
nacional) como marcan los modales de la política elemental; máxime cuando son efectuadas en el marco de las
fiestas navideñas, año nuevo y reyes que enternecen hasta los corazones más
duros y desaprensivos de todo el escenario nacional, todos sin excepción
(oficialismo y oposición) exteriorizan un mensaje alentador de buenos deseos y
tiempos mejores por venir.
Lo cierto es
que esta realidad tiene patas cortas y una vez que las fiestas concluyan, como
un espejismo en un desierto aterrador que todo lo destruye, da paso a la
dramática realidad que viven la gran mayoría de los argentinos, sin ir más
lejos, el gobierno nacional se despachó con un brutal regalo de fiestas
ajustando una vez más todos los
servicios que impactan directamente en las capas medias y bajas de la sociedad
argentina.
Ya es casi
obsceno y de masoquismo extremo, seguir torturándonos con los números
estadísticos (que dan cuenta de la dramática situación) que provienen de todos
los ámbitos gubernamentales, privados o encuestas provenientes de la oposición
al gobierno nacional, que indican la dramática situación que viven millones de
argentinos; son si se quiere coincidencias unánimes que cada uno instrumenta y
relata como mejor le parece, en este sentido el oficialismo argumenta que el
actual plan económico es el único camino que le queda a la Argentina por
recorrer esto es, ajustar la economía hasta límites intolerables, seguir achicando
el Estado para obtener el déficit cero, aumentar desmesuradamente todos (sin
excepción) los servicios públicos para
“mejorar” sus prestaciones y endeudar a los argentinos para sostener el déficit
fiscal generado por el gobierno anterior y aumentado por la actual
administración nacional. En todas estas imposiciones que los organismos
internacionales aplican sobre los argentinos, no hay una sola señal que nos
muestre que la actual deuda con el fondo (FMI) esté destinada a la producción y
el estímulo a la mejora de la situación social que impulse a la producción y a
su vez de paso a la generación de empleos, que como consecuencia de ello
permita mejorar la calidad de vida para todos los argentinos.
En este
escenario que pinta más que dramático para vastos sectores de la sociedad
argentina, las buenas intenciones se van convirtiendo en las nuevas tensiones
por venir que tendrán su correlato final en el nuevo proceso electoral, que
culminará con la posibilidad de que una nueva administración pueda cambiar el
rumbo económico que está devastando los sectores productivos del país y la
esperanza de los argentinos de vivir en una nación más justa y solidaria.
Mientras los
negocios y los intereses de las élites gobernantes (amigos del poder) sea el
único propósito de quienes gobiernan, los argentinos seguiremos sumergidos en
una pesadilla que no tiene fin.
A propósito: ¡buen año!
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