jueves, 10 de enero de 2019

BUENAS INTENCIONES Y TENSIONES POR VENIR

Artículo de opinión
BUENAS INTENCIONES Y TENSIONES POR VENIR
Por: Vicente Scordamaglia

La campaña presidencial de 2019 se ha iniciado llena de deseos y buenas intenciones (de toda la clase política nacional) como marcan los modales de la política elemental; máxime  cuando son efectuadas en el marco de las fiestas navideñas, año nuevo y reyes que enternecen hasta los corazones más duros y desaprensivos de todo el escenario nacional, todos sin excepción (oficialismo y oposición) exteriorizan un mensaje alentador de buenos deseos y tiempos mejores por venir. 

Lo cierto es que esta realidad tiene patas cortas y una vez que las fiestas concluyan, como un espejismo en un desierto aterrador que todo lo destruye, da paso a la dramática realidad que viven la gran mayoría de los argentinos, sin ir más lejos, el gobierno nacional se despachó con un brutal regalo de fiestas ajustando  una vez más todos los servicios que impactan directamente en las capas medias y bajas de la sociedad argentina.

Ya es casi obsceno y de masoquismo extremo, seguir torturándonos con los números estadísticos (que dan cuenta de la dramática situación) que provienen de todos los ámbitos gubernamentales, privados o encuestas provenientes de la oposición al gobierno nacional, que indican la dramática situación que viven millones de argentinos; son si se quiere coincidencias unánimes que cada uno instrumenta y relata como mejor le parece, en este sentido el oficialismo argumenta que el actual plan económico es el único camino que le queda a la Argentina por recorrer esto es, ajustar la economía hasta límites intolerables, seguir achicando el Estado para obtener el déficit cero, aumentar desmesuradamente todos (sin excepción) los  servicios públicos para “mejorar” sus prestaciones y endeudar a los argentinos para sostener el déficit fiscal generado por el gobierno anterior y aumentado por la actual administración nacional. En todas estas imposiciones que los organismos internacionales aplican sobre los argentinos, no hay una sola señal que nos muestre que la actual deuda con el fondo (FMI) esté destinada a la producción y el estímulo a la mejora de la situación social que impulse a la producción y a su vez de paso a la generación de empleos, que como consecuencia de ello permita mejorar la calidad de vida para todos los argentinos.

En este escenario que pinta más que dramático para vastos sectores de la sociedad argentina, las buenas intenciones se van convirtiendo en las nuevas tensiones por venir que tendrán su correlato final en el nuevo proceso electoral, que culminará con la posibilidad de que una nueva administración pueda cambiar el rumbo económico que está devastando los sectores productivos del país y la esperanza de los argentinos de vivir en una nación más justa y solidaria.

Mientras los negocios y los intereses de las élites gobernantes (amigos del poder) sea el único propósito de quienes gobiernan, los argentinos seguiremos sumergidos en una pesadilla que no tiene fin. 
A propósito: ¡buen año!   



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