LA UTOPÍA DEMOCRÁTICA
El gran desafío de los argentinos
Los acontecimientos que se
están produciendo en el país entre oficialistas y opositores, muestra a las
claras a una Nación escindida en el nervio más íntimo del ser nacional y
anuncia con anticipación el futuro inmediato que está por venir. El descontento
del pueblo que a pesar de que todavía se puede expresar por medio del voto
democrático (que por ahora solo le preocupa la baja concurrencia para votar) por
un lado y la violencia verbal que baja desde el oficialismo por otro cada ves
que se ve acorralado descarga toda su ira insultando a diestra y siniestra a
oponentes sin importar las consecuencias que ello acarrea; sin embargo y a
pesar de la violencia y sospechas de todas las mentiras descaradas que ejercen
a diario las usinas del gobierno rubricadas ahora si por el nuevo embajador de
los EEUU han puesto a todos los contendientes en alerta máxima ante la
posibilidad de que las próximas elecciones nacionales sean manipuladas en favor
del oficialismo ante el temor que estos tienen de tener que resolver las elecciones
en segundas vueltas electorales.
En este contexto de
creciente conflictividad, (ya que se juega el poder político y económico del
cual dependerá el destino de los argentinos por los próximos 20 años) la
inmensa mayoría del pueblo argentino, ha comenzado a advertir que no puede
permanecer en silencio y ha comenzado a hacerse escuchar mediante
manifestaciones callejeras cosa que no le gusta al gobierno obligándolo a tener que montar a diario un
escenario de conflicto social permanente de todos los sectores que conforman la
sociedad argentina.
En este sentido, nuestro
pueblo, sabe mejor que cualquier dirigente, que un gobierno insuficiente de
legitimidad no podrá gobernar el próximo período constitucional con la
independencia que otorga el mandato popular y en consecuencia, comienza a dar
señales para instalar en la agenda electoral la necesidad de generar mecanismos
institucionales para consensuar un acuerdo de largo plazo (post electoral) que
incluya a todos los opositores en un
gran frente incluyendo a algunos sectores del oficialismo, en un gran acuerdo
nacional que garantice la gobernabilidad indispensable para el día después.
Dicho acuerdo se deberá
realizar dentro de los plazos electorales que, a pesar del poco tiempo que
resta para su finalización, existe aún el margen suficiente para que así, como
se unieron para garantizar y proponer una reforma electoral de emergencia que
garantice la legitimidad de los próximos comicios, también se podrá garantizar,
gane quien gane, las bases necesarias para un futuro gobierno de unidad
nacional.
Deberían saber a esta
altura de los acontecimientos que ni el frente oficialista como así también el
frente opositar se irán a su casa el 10 de diciembre y además Cristina desde su
calvario pretende ser la gran guardiana de su propio modelo. Ni el oficialismo
en el gobierno, ni los opositores según la eventualidad de su suerte en los
comicios, podrán por sí solos gobernar los próximos años con la seguridad
necesaria que implica avanzar hacia las reformas que requiere nuestra Nación,
para que los argentinos estemos prestos para enfrentar los desafíos que implica
consolidar una democracia plena con todos sus derechos y obligaciones, que en
este caso, le cabe no solo el candidato del oficialismo que estará condicionado
por los legisladores opositores. Senadores, Diputados, medios de comunicación (con
los recursos que dispongan) junto a los trabajadores y los movimientos sociales
con capacidad de ganar la calle permanecen intactos a la hora de defender los derechos
adquiridos de manera tal de confluir en una unión de todos los opositores sobre
todo aquellos que se vieron perjudicado por las políticas de este gobierno entreguista.
Ahora así: Cualquiera que
sea quien nos gobierne correrán con la misma suerte de ser condicionados y
obstruidos sin compasión por un animal político que solo sabe alimentarse del
poder para seguir subsistiendo.
¿Será posible realizar La
Unidad Nacional para garantizar una democracia sana, fuerte y solidaria? ¿O
será una falsa utopía más de las tantas que movilizaron a generaciones de
argentinos?
La forma en que nuestros
dirigentes dilapidan los recursos fundamentales de confianza que le otorga
nuestro pueblo a la clase dirigente actual, son producto de una fenomenal
miopía con relación a lo que nuestro pueblo viene construyendo sin descanso;
con su continuo accionar, paciente pero seguro del destino que desea construir,
los argentinos se encaminan a garantizar con su voto la salvaguarda ante todo, del
sistema democrático que tanto le costó conseguir; y en este mismo orden no está
dispuesto a entregárselo a nadie que no le garantice los derechos fundamentales
de vivir en una Nación libre que permita a sus ciudadanos realizarse en su vida
con su proyecto personal junto a su
familia en la tierra que lo vio nacer.
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