miércoles, 23 de julio de 2025

 

LA UTOPÍA DEMOCRÁTICA

El gran desafío de los argentinos

 

Los acontecimientos que se están produciendo en el país entre oficialistas y opositores, muestra a las claras a una Nación escindida en el nervio más íntimo del ser nacional y anuncia con anticipación el futuro inmediato que está por venir. El descontento del pueblo que a pesar de que todavía se puede expresar por medio del voto democrático (que por ahora solo le preocupa la baja concurrencia para votar) por un lado y la violencia verbal que baja desde el oficialismo por otro cada ves que se ve acorralado descarga toda su ira insultando a diestra y siniestra a oponentes sin importar las consecuencias que ello acarrea; sin embargo y a pesar de la violencia y sospechas de todas las mentiras descaradas que ejercen a diario las usinas del gobierno rubricadas ahora si por el nuevo embajador de los EEUU han puesto a todos los contendientes en alerta máxima ante la posibilidad de que las próximas elecciones nacionales sean manipuladas en favor del oficialismo ante el temor que estos tienen de tener que resolver las elecciones en segundas vueltas electorales.  

En este contexto de creciente conflictividad, (ya que se juega el poder político y económico del cual dependerá el destino de los argentinos por los próximos 20 años) la inmensa mayoría del pueblo argentino, ha comenzado a advertir que no puede permanecer en silencio y ha comenzado a hacerse escuchar mediante manifestaciones callejeras cosa que no le gusta al gobierno  obligándolo a tener que montar a diario un escenario de conflicto social permanente de todos los sectores que conforman la sociedad argentina.

 

En este sentido, nuestro pueblo, sabe mejor que cualquier dirigente, que un gobierno insuficiente de legitimidad no podrá gobernar el próximo período constitucional con la independencia que otorga el mandato popular y en consecuencia, comienza a dar señales para instalar en la agenda electoral la necesidad de generar mecanismos institucionales para consensuar un acuerdo de largo plazo (post electoral) que incluya a todos los  opositores en un gran frente incluyendo a algunos sectores del oficialismo, en un gran acuerdo nacional que garantice la gobernabilidad indispensable para el día después.

Dicho acuerdo se deberá realizar dentro de los plazos electorales que, a pesar del poco tiempo que resta para su finalización, existe aún el margen suficiente para que así, como se unieron para garantizar y proponer una reforma electoral de emergencia que garantice la legitimidad de los próximos comicios, también se podrá garantizar, gane quien gane, las bases necesarias para un futuro gobierno de unidad nacional.

 

Deberían saber a esta altura de los acontecimientos que ni el frente oficialista como así también el frente opositar se irán a su casa el 10 de diciembre y además Cristina desde su calvario pretende ser la gran guardiana de su propio modelo. Ni el oficialismo en el gobierno, ni los opositores según la eventualidad de su suerte en los comicios, podrán por sí solos gobernar los próximos años con la seguridad necesaria que implica avanzar hacia las reformas que requiere nuestra Nación, para que los argentinos estemos prestos para enfrentar los desafíos que implica consolidar una democracia plena con todos sus derechos y obligaciones, que en este caso, le cabe no solo el candidato del oficialismo que estará condicionado por los legisladores opositores. Senadores, Diputados, medios de comunicación (con los recursos que dispongan) junto a los trabajadores y los movimientos sociales con capacidad de ganar la calle permanecen intactos a la hora de defender los derechos adquiridos de manera tal de confluir en una unión de todos los opositores sobre todo aquellos que se vieron perjudicado por las políticas de este gobierno entreguista.  

 

Ahora así: Cualquiera que sea quien nos gobierne correrán con la misma suerte de ser condicionados y obstruidos sin compasión por un animal político que solo sabe alimentarse del poder para seguir subsistiendo.  

 

¿Será posible realizar La Unidad Nacional para garantizar una democracia sana, fuerte y solidaria? ¿O será una falsa utopía más de las tantas que movilizaron a generaciones de argentinos?

La forma en que nuestros dirigentes dilapidan los recursos fundamentales de confianza que le otorga nuestro pueblo a la clase dirigente actual, son producto de una fenomenal miopía con relación a lo que nuestro pueblo viene construyendo sin descanso; con su continuo accionar, paciente pero seguro del destino que desea construir, los argentinos se encaminan a garantizar con su voto la salvaguarda ante todo, del sistema democrático que tanto le costó conseguir; y en este mismo orden no está dispuesto a entregárselo a nadie que no le garantice los derechos fundamentales de vivir en una Nación libre que permita a sus ciudadanos realizarse en su vida con su proyecto personal  junto a su familia en la tierra que lo vio nacer.  

 

 

 

 

 

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