El
gran desafío de los Argentinos
Los acontecimientos que se están produciendo en el
país (cercanos al recambio presidencial) entre oficialistas y opositores,
muestran a las claras a una Nación escindida en el nervio más íntimo del ser
nacional, y anuncia con anticipación el futuro inmediato que está por venir. El
descontento del pueblo tucumano por el resultado de las elecciones en un marco
de violencia y sospechas de fraude, han puesto a todos los contendientes en alerta
máxima ante la posibilidad de que las elecciones nacionales del 25 de Octubre
sean manipuladas en favor del oficialismo ante el temor que estos tienen de
tener que resolver la elección en una segunda vuelta electoral.
En este contexto de creciente conflictividad, (ya que
se juega el poder político y económico del cual dependerá el destino de los
argentinos por los próximos 20 años) la inmensa mayoría del pueblo argentino,
ha comenzado a advertir que no puede permanecer en silencio y ha comenzado a hacerse escuchar.
En este sentido, nuestro pueblo, sabe mejor que
cualquier dirigente, que un gobierno insuficiente de legitimidad no podrá
gobernar el próximo período constitucional con la independencia que otorga el
mandato popular y en consecuencia, comienza a dar señales para instalar en la
agenda electoral la necesidad de generar mecanismos institucionales para
consensuar un acuerdo de largo plazo (post electoral) que incluya a todos los
frentes opositores, incluyendo al oficialismo de Scioli, en un gran acuerdo
nacional que garantice la gobernabilidad indispensable para el día después.
Dicho acuerdo se deberá realizar dentro de los plazos
electorales que, a pesar del poco tiempo que resta para su finalización, existe
aún el margen suficiente para que, así como se unieron para garantizar y
proponer una reforma electoral de emergencia que garantice la legitimidad de
los próximos comicios, también se podrá garantizar, gane quien gane, las bases
necesarias para un futuro gobierno de unidad nacional.
Deberían saber a esta altura de los acontecimientos
que el aparato oficialista no se irá a su casa el 10 de diciembre y que
Cristina en este sentido pretende ser la gran guardiana de su propio modelo. Ni
el oficialismo con Scioli en el gobierno, ni los opositores Massa o Macri según
la eventualidad de su suerte en los comicios, podrán por sí solos gobernar los
próximos cuatro años con la seguridad necesaria que implica avanzar hacia las
reformas que requiere nuestra Nación, para que los argentinos estemos prestos
para enfrentar los desafíos que implica consolidar una democracia plena con
todos sus derechos y obligaciones, que en este caso, no solo el candidato del
oficialismo estará condicionado por el gigantesco aparato Kirchnerista
(Senadores, Diputados, medios de comunicación recursos financieros y
movimientos sociales con capacidad de ganar la calle que permanece intacto),
sino así también, los opositores Massa o
Macri, correrán con la misma suerte de ser condicionados y obstruidos sin
compasión por un animal político que solo sabe alimentarse del poder para
seguir subsistiendo.
¿Será posible realizar La Unidad Nacional
para garantizar una democracia sana, fuerte y solidaria? ¿O será una falsa
utopía más de las tantas que movilizaron a generaciones de argentinos?
La forma en que nuestros dirigentes dilapidan los
recursos fundamentales de confianza que le otorga nuestro pueblo a la clase
dirigente actual, son producto de una fenomenal miopía con relación a lo que
nuestro pueblo viene construyendo sin descanso; con su continuo accionar,
paciente pero seguro del destino que desean construir, los argentinos se
encaminan a garantizar con su voto la salvaguarda ante todo, el sistema
democrático que tanto le costó conseguir y en este mismo orden no está
dispuesto a entregárselo a nadie que no le garantice los derechos fundamentales
de vivir en una Nación libre que permita a sus ciudadanos realizarse en su vida
con su proyecto personal junto a su
familia en la tierra que lo vio nacer.
VICENTE
SCORDAMAGLIA
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