martes, 26 de diciembre de 2017

NI REPRESORES NI VIOLENTOS: UNA SOCIEDAD EQUILIBRADA

Artículo de Opinión
NI REPRESORES NI VIOLENTOS:
UNA SOCIEDAD EQUILIBRADA
Por: Vicente Scordamaglia

Los recientes hechos políticos acontecidos en nuestro país y las practicas violentas utilizadas para discernir que le conviene al conjunto de la sociedad con relación a su seguridad social, demuestra que los argentinos no nos podemos desprender de un pasado soberbio, violento e intolerante que nos marcó a sangre y fuego inhabilitándonos en el presente para ejercer nuestros derechos como ciudadanos libres sin avasallar de cualquier forma posible el derecho del conjunto de nuestros compatriotas. 
La violencia ejercida sea esta desde arriba como así también desde abajo desplazó definitivamente la búsqueda de consensos entre nuestra clase dirigencial, irritando aun más las tenciones existentes en todos los ámbitos de la vida social de nuestro país con una violencia inusitada que presagia tiempos tumultuosos.
La onda expansiva de esos hechos que tuvieron en vilo al conjunto de los argentinos, se instaló en la calle al tiempo que un grupo de personas agredió al Diputado Martín Lousteau por el solo hecho de pertenecer a la clase política existente ya que en la votación de la reforma previsional, él y su bloque (algo que seguramente los agresores no saben)  votaron en contra.   
Es indudable como decía en un reciente artículo que argentina no avanza sino que se precipita hacia el futuro, los episodios brutales que todos hemos  visto en los últimos días así lo demuestran.
Nada justifica la violencia por más que la realidad nos atormente, esta, puede ser modificada a través del valor que le demos a nuestras instituciones democráticas que posee los instrumentos necesarios para evitar que desbarranquemos cada vez que la necesidad amerite reformular instrumentos que tengan que ver con el bien común.
Vivimos un mundo que se reprocesa en modo continuo y a una velocidad como nunca antes vivió el conjunto de la humanidad, de allí, el vértigo equivalente que domina las emociones y como tal las decisiones de los hombres de este siglo, pero si hay algo que no debemos olvidar es que lo que hagamos para bien o para mal no será sobre el sacrificio de los que menos tienen ya que la construcción de sociedades más justas y solidarias deberá necesariamente incluir y dar oportunidades a todos tal es el desafío que nos plantea la época.  
La coalición “Cambiemos” que proyectó la candidatura del ingeniero Mauricio Macri, lo hizo con dos consignas insignia (“avancemos juntos hacia el cambio” y el “si se puede”) que se deshilachan todos los días frente a la realidad que la interpela y que por ese motivo ha dejado de ser (esta última) la expresión de triunfo por los logros alcanzados.
En lo que va de su mandato el gobierno argentino tiene para bien o para mal las leyes que quería al principio de su mandato sin que estas puedan exhibir logros significativos. Las inversiones extranjeras brillan por su ausencia a pesar de que el gobierno ofrece todas las garantías jurídicas que las empresas extranjeras exigían, a cambio de ello, solo ingresan capitales golondrinas que especulan en el mercado nacional por las altas tasas de interés que ofrece el banco central y el festival de bonos existente. Los trabajos de calidad que iban a substituir a los despedidos de estos dos años de ajustes que sin piedad cayeron sobre la clase media y media baja, quedaron en el olvido lo mismo que el hambre “cero” que según las últimas estadísticas proporcionada por la UCA creció en estos dos años considerablemente. Las pymes que en todo caso son las que tienen capacidad de generar puestos de trabajo inmediato no arranca por la sencilla razón que son hijas del consume interno que se halla deprimido o camino a la extinción.
La nueva fase de ajustes sobre los servicios públicos (nafta, luz, agua, gas, teléfonos, servicios sociales, prepagas y más)  que prepara el gobierno, prometen ser tan brutales como los anteriores obligando a vastos sectores medios de la población a retroceder casi hasta el límite de sus posibilidades en su expectativa y su calidad de vida, lo cual comienza a configurar un segmento social explosivo entre clase media que desciende y pobres sin oportunidades laborales que se manifestaron violentamente frente al congreso en lo que consideran las medidas del gobierno, nuevos avasallamientos a sus derechos.

“Así chocamos” dijo De Pablo; no hay que ser profesor de economía para darse cuenta de ello, excepto el gobierno que sigue enfrascado en el ajuste continuo delineando una  reforma laboral que puede ser el golpe definitivo: o bien para destrabar la dimensión de una crisis que crece peligrosamente o el estallido definitivo de la economía del cual nadie estará exento de su destrucción.  

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